miércoles, 13 de julio de 2022

Segunda sesión del taller de lectura de La migraña


 Este martes 12 de julio en la sala general de la biblioteca municipal Paulino Navarro se llevó a cabo la segunda sesión del taller de lectura de la novela La migraña, de Antonio Alatorre, que se celebra ahí durante todos los martes de julio. La sesión comenzó a las 17:10 horas, con la asistencia de 23 personas.

Los trabajos de la tarde fueron dirigidos por el profesor Carlos Efrén Rangel y tuvieron como objeto la primera parte de la novela, hasta la página 28 (la novela no tiene divisiones), en la que el protagonista expone la confusión previa a emprender el trabajo de escribir la novela: los recuerdos, las distracciones, las reflexiones, el alargar el momento previo para que el placer dure más.

Para analizar esta sección de la novela, Carlos propuso una serie de actividades. En la primera, pidió a los asistentes que nos presentáramos de manera breve, diciendo nuestro nombre y las cosas que suelen distraernos cuando nos disponemos a hacer un trabajo que va a exigir nuestra total atención. Entre los distractores más comunes se mencionaron las redes sociales y el celular, las tareas domésticas, otras actividades u obligaciones que tenemos pendientes y el asalto de pensamientos sobre temas aleatorios y ajenos al trabajo que se va a emprender. Esta dinámica sirvió para comprender el momento que vivía el autor (y el protagonista, o viceversa) de la novela antes de comenzarla.

La segunda tarea de la tarde fue crear una “confusión colectiva de conocimientos”, es decir, una como lluvia de ideas sobre lo que cada lector encontró en la primera parte de la novela. Esta actividad se dividió en cuatro partes, en cada una de las cuales los participantes anotábamos en un trozo de papel los datos que se nos pedían, para pegarlos enseguida en una hoja grande de papel, de donde se leían al pleno. De esta forma, se fue definiendo, con las aportaciones de todos, el aparente caos con que comienza la novela.

Fueron cuatro los elementos que se trabajaron de esta forma: los rasgos distintivos del protagonista, las acciones que éste realiza al comenzar la novela, las distracciones que lo aquejan y los rasgos en común entre el protagonista y Antonio Alatorre, autor de la novela. Los elementos que más se repitieron fueron los siguientes:

En los rasgos del personaje, además de lo más obvio, como el nombre de Guillermo y que se trata de un hombre, se le definió como de edad madura y alto.

Las acciones que los lectores más notaron fueron escribir, beber gin tonic, escuchar música y añorar.

Las principales distracciones fueron sus recuerdos, sus propios pensamientos y, de nuevo, el gin tonic.

En los rasgos en común entre Guillermo y Alatorre aparecieron su infancia en Autlán, el paso por el seminario, el que ambos se ocuparon de la dirección de una revista, su edad y sus actividades, como escribir y revisar textos.

La última actividad incluyó el uso de una baraja de lotería: en grupos de tres talleristas fueron repartidas igual número de cartas y el participante que tuviera la de número más alto tendría que dar su pronóstico de lo que seguiría en la novela. La mayoría opinó que el protagonista continuaría añorando su infancia y juventud o que tendría un acceso de migraña.

A lo largo de las actividades surgió una opinión mayoritaria sobre la aparente confusión de la primera parte de La migraña: se trataría de un recurso narrativo que el autor colocó a propósito, como para describir ese estado en el que a veces nos sumimos cuando nos disponemos a emprender un trabajo mayor. Pero, desde luego, cada lector tendrá su propia opinión.



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