Ya es un lugar común decir que la fiesta más importante de los autlenses es el Carnaval. Como es tan importante, en la mayoría de la gente hay una reacción de rechazo cuando alguien propone algún cambio a alguna de las tradiciones “inmutables” que lo rodean (aunque en realidad no lo sean tanto).
Siempre se encienden acalorados debates cuando alguien habla de la necesidad de cambiar de lugar el callejón del vicio (que tiene apenas un par de décadas de vida) o negar los permisos para instalar puestos ambulantes en el centro del pueblo, solo por citar algunos ejemplos. “Así son las tradiciones y hay que preservarlas” es el argumento medular de quienes aparentemente se oponen a los cambios, aunque su oposición no se haga sentir cuando esos cambios ocurren paulatinamente, como fue la creación del mencionado callejón.
Sin embargo, el Carnaval tal como se organiza actualmente, tiene elementos que ya están superados por las circunstancias y deberían ser modificados. Uno de ellos es la elección de la reina. Los gremios se ven enfrascados en una carrera por conseguir dinero para ver a su candidata elegida reina del Carnaval porque es ese precisamente el sistema de elección: la candidata cuyo gremio consiga una mayor cantidad de dinero gana.
En esta loca carrera por llegar al día del cómputo con una mayor cantidad monetaria, los gremios suelen ahorrar “gastos” en acciones que constituían parte de su esencia tradicional, como las porras en los toros de once o las charlotadas, llevando esto a perder una parte importante del Carnaval como fiesta del pueblo y para el pueblo. Por otro lado, la reina ocupa un papel de simple elemento decorativo desde que es coronada hasta el siguiente festejo, no teniendo otra función que aparecer en eventos de gala (inauguraciones, bailes, informes, etc.).
Una forma de mejorar el Carnaval en este sentido sería cambiar el sistema de elección de la reina eliminando la necesidad de recolectar dinero. Una mejor forma sería un certamen formal entre dos o más candidatas, donde la elección de la reina la haga un jurado conformado por personas calificadas para ese trabajo, tal y como se elige a la Señorita Fiestas Patrias.
Otra modificación viable, aunque implique la alteración de una tradición, sería que la elección de la reina se haga antes del Carnaval, para que sea coronada en el entierro del mal humor y “reine” durante los diez días. Para que deje de fungir como elemento decorativo, a la reina del Carnaval se le podrían asignar algunas obligaciones de trabajo efectivo en la promoción cultural, el trabajo social, la promoción turística o como embajadora de Autlán ante organizaciones o grupos culturales regionales o nacionales (clubes autlenses en otras ciudades, asociaciones o peñas taurinas, consejos de promoción turística, etc.). Este trabajo efectivo lo tendría que hacer, por supuesto, una reina con cierta preparación académica y nivel cultural.
La elección de la reina mediante la acumulación de dinero ha llevado a que, en algunos casos, dejen de importar las virtudes personales de la candidata, como la belleza o la cultura. No se puede tolerar una situación así en el que se anuncia como el mejor Carnaval taurino del mundo.
Publicado originalmente en el diario electrónico Letra Fría el 30 de diciembre de 2012..
No hay comentarios:
Publicar un comentario