Esta tarde, como parte de los festejos del Día Mundial del Libro que se desarrollan en la Alameda, el grupo tapatío de teatro guiñol La Cucaracha presentó cuatro breves historias para niños, siendo la primera vez que hay una presentación de teatro en el "teatro al aire libre" de este parque. El evento comenzó justo a las 19:00 hrs. y fue presenciado por unas 100 personas, la mayoría niños.
El foro quizás no fue el mejor lugar para presentar un teatro guiñol. Los actores tuvieron que lidiar constantemente con el fuerte viento que movía su escenario de madera, además de que todo el tiempo tuvieron de frente al sol, lo que ocasionó que no se pudiera apreciar correctamente su propuesta (los actores eran perfectamente visibles detrás de los títeres, a pesar de su "camuflaje" negro). Sin embargo, esto no fue impedimento para la entusiasta reacción de los niños, que estuvieron participando durante toda la hora que duró el espectáculo, interactuando con los personajes de los diferentes cuentos.
Pulguita de gato |
La Cucaracha abrió su actuación con el grupo de rock Pulguita de gato que interpretaron, con una alineación de bajo, batería y guitarra, los clásicos del rock infantil Los derechos de los niños, original de Luis Delgadillo y los Keliguanes y Mamá ya no me des pollito, de Yucatán a Go Go.
Enseguida comenzó la representación de las cuatro historias que trajeron a Autlán. La primera fue una adaptación de la leyenda seri de la creación del mundo La tierra de arena, donde se cuenta cómo el dios del viento manda a los animales marinos a traer arena del fondo del mar para crear la tierra. La segunda historia fue Un par de gusanos, la única donde no se usaron diálogos, donde dos gusanos entablan amistad después de haberse peleado casi a muerte por la posesión de una fruta.
La tercera historia fue El conejo y el coyote, la conocida leyenda zapoteca que explica por qué los coyotes siempre le aúllan a la luna. Al final de la presentación presentaron un sketch de lucha libre, donde un luchador gringo, ayudado descaradamente por el referí, es vencido por un luchador mexicano, éste último panzón y sin condición física pero apoyado con energía por el público.
Los niños que presenciaron el evento lo disfrutaron bastante, al grado de pedir un cuento más al grupo.
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