miércoles, 25 de octubre de 2023

Palabras, trazos, formas y luces. Una mañana de domingo en el jardín de El Grullo


 La mañana del domingo 22 de octubre estuvimos en el jardín Ramón Corona de El Grullo para participar en las actividades literarias de la Intervención Multidisciplinaria de las Artes, unas jornadas artísticas que ahí se llevaron a cabo desde el viernes anterior. Las presentaciones de libros y lectura de textos tuvieron lugar alrededor del kiosco y comenzaron a las 10:00 horas.

A lo largo de cuatro horas, escritores y cronistas de El Grullo y Autlán, aunque también de otros lugares, presentaron novedades de su obra en un ambiente muy propicio: estaba a nuestra disposición la benigna sombra de los árboles y palmeras del jardín, el ambiente de alegría de un domingo otoñal y la exhibición y venta de libros y de la obra de artistas plásticos, además de la música que salía de un reproductor de discos de vinilo que un espontáneo llevó para amenizar el momento: circularon por nuestros oídos las notas sincopadas del jazz, ritmos tropicales, rock y otros géneros. Para el calor semi costeño, que no respeta la llegada del otoño, había manera de conseguir cerveza de raíz o tejuino, bebidas grullenses por excelencia, sin alejarse demasiado del rejuego literario.



El programa comenzó con la presentación del libro Misa de Alba, de Engel Islas, una recopilación de 15 cuentos ilustrados por Marisol de la Torre y prologados por Ángeles Rodríguez Castillo. Según explicó el autor, originario de Yahualica pero avecindado en Guadalajara, sus cuentos ocurren en un pueblo imaginario y recogen elementos de la tradición oral que comparten muchos pueblos jaliscienses.

A esta presentación siguieron un par de intervenciones de Néstor Santos, el coordinador de la sección literaria de la Intervención. En la primera leyó un texto sobre los antecedentes, nacimiento y organización del primer Collage cultural de El Grullo, en el año 1998, una reacción de la juventud grullense ante la falta de espacios para la expresión artística contracultural; en la segunda se transformó en Tithor Cuentacuentero para narrar tres cuentos sobre comida.

Solo se puede jugar.


A lo largo de la mañana se presentaron también los libros Solo se puede jugar, de Néstor Daniel Santos Figueroa e ilustrado por Michel Enrique Pérez Robles, una historia para niños de 1 a 98 años que muestra el punto de vista de lo que debería ser una jornada cotidiana desde el punto de vista infantil; Amarme, aceptar y soltar, de Julio César Ramos, sobre la superación de heridas y malos momentos en la vida de una persona, y Lectura quimérica, de María Roxana Flores Corona, catorce cuentos de terror cuya autora dijo esperar que dejen una marca en el lector, ya sea que le gusten, le perturben o le asusten.

Aparte de las presentaciones de libros, hubo quien se apuntó para leer textos que no han sido publicados. Del Club de Lectura Trashumante, de Autlán, Guillermo Tovar leyó El último viaje de Marcos de Monroy y Miriam Vaca La herencia de Ana de Contreras, dos textos que resultaron del taller de lectura del libro El brujo de Autlán, de Antonio Alatorre, realizado entre mayo y junio de 2023. La joven autlense Joceline Ileana Flores Vargas leyó su cuento Vacío, que trajo recuerdos de los noviazgos en los que los padres no aceptan al futuro yerno.

Una parte de la jornada se dedicó a leer crónica. Tres participantes del Club de Lectura con Sabor Autlense, que se desarrolló en la Casa Universitaria Antonio Alatorre, del Centro Universitario de la Costa Sur, leyeron crónicas que escribieron sobre el tema general de “Lo que más me gusta de vivir en Autlán y El Grullo”. Estos textos son los primeros que estos cronistas escriben y fue la primera vez que los dieron a conocer a un público: Claudia Liliana Vargas Casillas leyó Lo que más me gusta de vivir en Autlán, un recuerdo de la vida en este lugar en la década de 1980, mencionando personas, costumbres y ambientes que ya no existen; Martha Patricia Pérez Robles compartió Te vas a hacer globera, una historia de su adaptación a la vida en El Grullo a partir de su matrimonio con un grullense (la autora es de Autlán) y una celebración de las diferencias entre los dos pueblos, y Rubén Figueroa Zepeda recordó las calles y paisajes de los años 1960 en El Grullo a través de pasajes de la vida de su abuelo y su trabajo como productor de alfalfa en su texto El nino Félix y la alfalfa. Tres nuevas y ágiles plumas que debutan en el apasionante oficio de la crónica.

El punto final de este programa literario lo puso el poeta autlense Luis Rangel García, quien leyó sus textos Alas de caña y grana, Llama y Un andar cualquiera, que forman parte de su primer poemario, ya en vías de ser publicado. Luis también estuvo en el jardín desde temprano para dar un taller de poesía.



En el jardín, a lo largo de toda la jornada, estuvieron exponiendo las librerías Mundo del Niño y Carlos Fuentes Autlán, también hubo una mesa para exhibir y vender libros de autores locales: ahí vimos las obras presentadas esa mañana pero también de Salvador y de Jesús Negrete Naranjo y de otros autores. Jóvenes artistas plásticos, entre ellos los de los colectivos La Caverna y Oxiuss, estuvieron exponiendo, creando y vendiendo su obra, en forma de cuadros, separadores de libros o calcomanías, no faltó un puesto en el que se ofrecían en intercambio discos de vinilo, plantas, revistas y otros artículos.

Afuera de la antigua presidencia se instalaron unos toldos en los que pintores, dibujantes y modelistas realizaron una exposición de su obra, de gran diversidad. Ahí vimos a los autlenses ACE y Armida Maldonado, a Alexis Landín, una intervención sobre una guitarra de Nora Pérez, entre otros.



Colaboración, amistad e intercambio contra la rivalidad. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cabe mencionar que, el concepto Intervención Multidisciplinar en las Artes (IMA), fue promovido, gestionado y ejecutado por la Mtra. Nora Margarita Pérez Corona, docente de la Licenciatura en Artes del CUCSUR.