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Virgen del Rosario. Foto de Dennis Valdovines. |
Este sábado comienza el novenario de la virgen del Rosario, patrona de Autlán, que culmina el primer domingo de octubre, día en que se celebra oficialmente su fiesta desde hace casi 200 años. Se trata de la festividad religiosa más importante del pueblo, superando en antigüedad a la del 12 de diciembre.
El motor de esta fiesta es la devoción a la imagen de la virgen del Rosario que se encuentra en el templo del Divino Salvador, en el centro de Autlán. Dicha imagen, según Bertha Alicia Gutiérrez Lugo en su libro Templos del municipio de Autlán de Navarro, donde a su vez cita a la Crónica Miscelánea de fray Antonio Tello, fue traída a Autlán en el año de 1614, ganándose en pocos años la fama de milagrosa. El primero de los milagros que se le atribuyen ocurrió justo a su llegada: según la misma fuente, el artesano que hizo la imagen, molesto porque se le apuraba para que terminara su trabajo, contestó que no se le apurara tanto, que su vida no duraría más allá de cuando terminara la imagen. Al terminarla, el artesano falleció. Fray Antonio Tello narra el episodio de la siguiente forma:
“…dando priesa al artífice que la hizo, para que la acabase, respondió:
no me den tanta priesa que no dura mi vida más tiempo de cuanto la acabare, y
que esta santa imagen era señalada por Dios; y que fue así que murió luego que
la acabó y que la mula que la trajo, acabada de descargar, se echó en el suelo,
sin cansancio, daño ni lesión alguna, y se quedó muerta…”
Sobre el momento de su llegada a Autlán, hay otra leyenda que se contaba aquí hasta hace unos años: las imágenes de la virgen del Rosario, con destino para Villa Purificación y de la Candelaria, con destino a Autlán, llegaron a nuestro pueblo a lomo de mula en el mismo viaje. Los arrieros que las traían decidieron quedarse a dormir en Autlán para al día siguiente llevar a la imagen correspondiente a Purificación y dejar la de la Candelaria en Autlán. Sin embargo, al querer montar a la virgen del Rosario ésta se sintió tan pesada que fue imposible levantarla del suelo, por lo que no hubo más remedio que dejarla en Autlán y llevar a la Villa la otra imagen.
Versiones aparte, fray Antonio Tello refiere varios milagros atribuidos a la virgen del Rosario en Autlán, entre ellos el que transcribimos enseguida:
“...que habrá 24 años poco más o menos, que una niña, hija de Alonso de
Monroy, vecina del dicho pueblo, siendo de edad de tres años, se tragó un
alfiler y estuvo hiriendo de pies y de manos más de 24 horas, y habiendo hecho
todas las diligencias posibles y no hallando remedio doña María de Tapia y
Aguayo, mujer del dicho Alonso de Monroy, cogió en sus brazos a la dicha niña y
la llevó ante la imagen de Nuestra Señora y al punto abrió los ojos; mostrando
mucha alegría volvió con ella buena y sana.”
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"Las joyas de una verdadera reina". Foto de Dennis Valdovines. |
Ante el cúmulo de milagros obtenidos y el fervor que provocaron en el pueblo, el Ayuntamiento de Autlán acordó, el 19 de septiembre de 1831 (mismo año en que se tiene documentada la celebración del primer Carnaval) que se celebrara la fiesta de la virgen del Rosario "por el patronato de esta villa", el primer domingo de octubre de cada año, como se celebra hasta la fecha.
Sobre la manera en que se celebraban en su mejor época, la primera mitad del siglo XX, don Ernesto Medina Lima nos cuenta en sus Crónicas de Autlán de la Grana, Jalisco que las fiestas de Nuestra Señora del Rosario alcanzaban "niveles de apoteosis", con una gran cantidad de visitantes de los pueblos de la región. También refiere que tanto el templo como las casas del pueblo se adornaban profusamente con lazos y festones de colores azul y blanco, que había música en mañanitas y serenatas y suntuosos y artísticos castillos hechos por coheteros locales.
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Interior del templo del Divino Salvador. |
Ya a mediados de siglo, en las décadas de los 50 y 60, en el apogeo de la Minera Autlán, las fiestas de la virgen del Rosario seguían teniendo mucha importancia para la sociedad autlense, involucrando a la mayoría de la población en su organización y festejo. La señora Teresa Vázquez, nacida en 1950, nos describe de la siguiente forma cómo se organizaban y vivían los días del novenario:
"En los años 50 y 60 se organizaban
peregrinaciones en su honor, era por los barrios. Se armaba un bonito carro
alegórico, con tema bíblico o mariano, que encabezaba la procesión. Detrás, cerca del carro, iban las niñas
vestidas de blanco que en mayo fueron a ofrecer flores, o sea que tenían sus
vestidos de primera comunión (que todavía les quedaban).
Luego, todos los niños que
asistían al catecismo, con las catequistas vigilándolos y cuidando que fueran
fervorosos y quietos, o les daban su pellizco o jalón de orejas. Enseguida,
congregaciones como las Hijas de María, ACJM, Adoración Nocturna, etc. y, al
final, el público en general. Casi todos llevaban flores de las
que había en casa, pero se juntaban bonitos ramos. Antes no había florerías.
Siempre se organizaban de tal
manera que los nueve días participara una parte del pueblo, pero no era
exclusivo, podía unirse quien quisiera y siempre se llenaba la iglesia, había
mucho fervor. El día de la fiesta era fiesta de verdad, todos los carros
alegóricos que habían participado volvían a salir y todos queríamos ir “a ver
los carros” porque era una especie de desfile que pasaba por la mayor parte de
las calles del centro y todos competían por que su carro fuera el más bonito.
En la mañana, a las 5:00, había
mañanitas con música en vivo, luego la misa de 6:00, de 12:00 y 6:00 pm, y todo
el novenario se instalaban juegos mecánicos en el centro, a los costados del
jardín y, según como se organizaba cada barrio el día que le tocaba, había
quermés y castillo. Pero, eso sí, el primer domingo era obligatorio, o al menos
así lo sentíamos. Había que estrenar, salir muy arregladas y bonitas porque
había mucha gente. Venían de todos los pueblos vecinos y rancherías.
Y las
de Autlán, donde era la fiesta, tenían que lucir más bonitas que las demás y,
aunque lloviera, no se bajaba el ánimo ni la alegría, todo mundo a los portales
mientras pasaba un poco y a seguir la serenata."
Actualmente todavía se celebra el novenario con procesiones en las que intervienen carros alegóricos preparados por vecinos organizados, se siguen celebrando misas solemnes y aún se ven serenatas, mañanitas y castillos en un templo adornado para la ocasión. Sin embargo, queda la sensación de que no es ya una celebración en la que intervenga todo el pueblo, como en tiempos pasados.
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Vista del templo adornado para el novenario de la virgen. Septiembre de 2013. |