domingo, 21 de enero de 2024

Se celebró en Autlán el VII Día Municipal de la Chirimía

Durante el inicio de las albas.

 Este sábado 20 de enero, faltando dos semanas para el Entierro del Mal humor, en Autlán se celebró la séptima edición del Día Municipal de la Chirimía, una conmemoración de esta música tradicional que se estableció por acuerdo del Ayuntamiento el 19 de septiembre de 2017. El Día Municipal de la Chirimía corresponde con el inicio de las albas, anuncio de la proximidad del Carnaval que se hace por las calles de Autlán con esta música.

A las 6:00 horas, frente a la Presidencia Municipal, hubo una sencilla ceremonia para el inicio de las albas, en la que estuvieron presentes las chirimías López Peña y Tigres de Las Montañas, el presidente y el secretario del Ayuntamiento de Autlán y funcionarios municipales, así como personas interesadas en la conservación de la tradición de la chirimía. El presidente Gustavo Robles dio un breve mensaje en el que invitó a los autlenses a disfrutar de su principal fiesta del año; enseguida las dos chirimías tocaron, en el mismo sitio, las piezas Mariquita y Viva Autlán. Enseguida, partirían a cumplir con la primera jornada de su encomienda: los Tigres de Las Montañas salieron al norte, por la calle de Borbón, hacia el barrio de Las Montañas, mientras que los López Peña caminaron hacia el poniente, con rumbo al Mercado Juárez. A lo largo de las próximas dos semanas, los chirimilleros se escucharán, muy temprano, por todos los barrios de la ciudad.

Antes de comenzar el conversatorio.


Más tarde, en el atrio de la plaza de toros Alberto Balderas se llevó a cabo un conversatorio sobre la música de chirimía, como parte medular del Día Municipal de la Chirimía. Esta actividad se desarrolló al pie de la rampa que lleva hacia el tendido, por la entrada de sombra, justo a un lado de las placas conmemorativas de la chirimía. En el lugar se instalaron sillas suficientes para las más de 50 personas que asistieron, entre quienes se encontraban profesores y alumnos de primaria, así como alumnos de doctorado de la Universidad Santander; hubo también una exposición de algunos cuadros de los pintores Armida Maldonado y Mauricio Carrizales. La bandera de Autlán, instrumentos musicales, fotografías y algunos elementos de la indumentaria chirimillera, así como el espíritu carnavalesco de la plaza, redondeaban el ambiente para la celebración de la identidad autlense.

Antes de comenzar formalmente, las chirimías autlenses tocaron juntas algunos sones, como El torito o El novillo despuntado. Al terminar, comenzó la serie de siete ponencias con la que se tituló La chirimía en la época colonial, a cargo de Guillermo Tovar Vázquez, cronista municipal de Autlán, consistente en una relación de menciones de la música de chirimía en crónicas y documentos de los primeros 200 años después de la Conquista: aparece esta música desde la expedición cortesiana a Las Hibueras en 1524, en el recibimiento que le hicieron en los pueblos de Pátzcuaro y Tzintzuntzan a fray Alonso Ponce y en la recepción en Autlán del brazo de la Cruz del Astillero, pero también entre los oficios mejor pagados de las catedrales de Guadalajara y de México, donde la chirimía formaba parte del ceremonial religioso.

El segundo ponente fue el maestro Jesús Donaciano Medina García, catedrático del Centro Universitario de la Costa Sur (CUCSur), quien dio algunos datos del origen de la chirimía en Asia Central, de donde pasó a Europa con los árabes y, en el siglo XVI, a América. También explicó el proceso de la Conquista, deteniéndose especialmente en el documento conocido como “requerimiento”; concluyó diciendo que la llegada de la chirimía es producto de la Conquista y se ha ido adaptando mediante el mestizaje.

El doctor Hirepan Solorio Farfán es académico de la licenciatura en Artes del CUCSur. Él participó con una ponencia, que envió grabada debido a que no pudo asistir, titulada Apuntes intempestivos sobre la chirimía, en la que sostuvo que este instrumento pareciera ser un objeto natural de la geografía del Sur de Jalisco, aunque tiene detrás una historicidad. Explicó algunas diferencias entre las chirimías de distintas regiones, aunque se fusionan en un núcleo identitario, en cualquier ritual en que se utilice. Dijo que la chirimía es un instrumento arcaico, cuyas medidas, afinación y materiales con que se construye no corresponden necesariamente con lo establecido por la música occidental, es construido mediante la transmisión ágrafa del conocimiento, lo que da algunas diferencias de sonoridades, materiales y formas.



El siguiente turno correspondió a Roberto Tello Martínez, integrante del ballet La Grana, quien explicó las particularidades de la vestimenta que utilizan los chirimilleros autlenses, consistente en pantalón y camisa de manta, huaraches y sombrero, ropa que tiene su origen en el calzón de manta, cotón y ceñidor que utilizaba el pueblo hasta los inicios del siglo XX. Es una indumentaria mestiza, que sufrió prohibiciones durante el porfiriato y los primeros años de los gobiernos post revolucionarios, cuando se trataba de modernizar al país.

Enseguida, los asistentes escuchamos una grabación del Son de la Chirimía, compuesto por Manuel López Morales y César Noé López Peña. Este último nos dio una explicación de la letra, inspirada en un cuadro del pintor Mauricio Carrizales en la que aparecen dos chirimilleros en los portales del Mercado Juárez, anunciando el Carnaval.

El maestro Pedro Rosas, ex director de la Escuela Taurina Municipal de Autlán, presentó el trabajo La chirimía y la fiesta brava, donde habló del carácter taurino de la chirimía autlense y de la historia de la chirimía López Peña, iniciada en 2004. El maestro recordó su propia historia como chonero, o torero semiprofesional, y los recibimientos que le llegaron a hacer en pueblos de Michoacán con música semejante a la chirimía. También mencionó invitaciones que se le hicieron a la chirimía López Peña en distintos momentos para participar en corridas de toros en distintos lugares de México, algunas de las cuales no se concretaron.

El cronista taurino Carlos Efrén Rangel concluyó el conversatorio con una semblanza del chirimillero Manuel López Morales, enfatizando su carrera musical, que comenzó con la Banda Autlán bajo la dirección del maestro Jaime Gómez Vázquez y que incluyó el toque del timbal en las corridas de toros de la plaza Alberto Balderas. Habló también del chirimillero Toribio Morán Rayas, antecesor de Manuel, de quien contó un par de anécdotas relacionadas con grandes músicos: en la primera, Moisés Alatorre lo habría escuchado tocar en el Mercado Juárez, sorprendiéndolo la afinación que lograba al tocar la chirimía; la segunda tiene que ver con Chuy Lizárraga, quien se habría encontrado a don Toribio y a su compañero de chirimía esperando raite al terminar de tocar en El Grullo, les pidió que le tocaran algunas piezas y, luego de platicar un rato, los habría invitado al concierto que ofrecería la Banda El Recodo en el pueblo globero. También contó cómo don Toribio se negó a enseñar a Manuel a tocar la chirimía, dolido porque el patronato del Carnaval se negó a contratarlo durante varios años, trayendo su lugar a chirimilleros de otros lugares. Ante esto, Manuel López Morales aprendió a tocar con chirimilleros de Copala, Jalisco, quienes además le regalaron una chirimía que podría tener 130 años de antigüedad y que es la que toca normalmente.

La reunión terminó con un mensaje de Manuel López Morales sobre la importancia de conservar el patrimonio cultural de Autlán a través de su música tradicional y con la lectura de una de las placas conmemorativas, en la que aparecen los nombres de los chirimilleros de Autlán en los siglos XX y XXI.



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