lunes, 30 de julio de 2018

Artes y oficios 11: Juan Rubio, talabartero

Juan Rubio junto a FEDJAL. Foto de la cuenta de Facebook Juan Garañones Rubio.

La talabartería es un oficio milenario, consistente en la elaboración de guarniciones y demás artículos de piel necesarios para el manejo del caballo y para otros usos. Ya hay indicios desde las civilizaciones antiguas de la fabricación de equipos básicos para facilitar y hacer más cómodas las actividades a caballo, como sillas más elaboradas, guarniciones para llevar armas, etc.
Es de creerse que en Autlán la talabartería se ha practicado desde la Colonia, debido a la utilización del caballo desde entonces en las faenas agrícolas y al relativo aislamiento de nuestro valle con respecto al resto del país, lo que dificultaba la importación de implementos. Aquí debieron producirse muchas cosas difíciles de traer de otros lugares.
Uno de los exponentes más nuevos de este tradicional oficio en Autlán es Juan Rubio, un joven que tiene su taller, denominado Los Garañones, por la avenida Hidalgo, en un sitio fácil de identificar porque en su fachada está pintado el mural Un regalo para mi Autlán. Esta mañana platicamos con él para conocer su oficio y las innovaciones que en él ha realizado.
Juan nos explicó, sentados a la mesa de trabajo en la que uno de sus ayudantes cortaba una vaqueta, que su familia, desde hace varias generaciones, ha estado cercana al manejo del caballo. Sin embargo, no hay un antecedente en la talabartería, oficio del que él es pionero en su familia. Y su introducción a esta actividad se puede decir que fue circunstancial: teniendo gusto y facilidad por el dibujo desde su niñez, decoró con cuero su primera gorra en los tiempos muertos que le dejaba su trabajo de dependiente de la tienda de artículos para caballos propiedad de su familia y gracias a una fotografía compartida en redes sociales por una de sus amigas, que mostraba una gorra vaquera realizada por un diseñador estadounidense. Esta foto lo inspiró a realizar un trabajo artesanal en talabartería, mismo que realizó con un trozo de piel de desecho sacado de la basura de un talabartero amigo suyo. La gorra quedó bien, la regaló a un amigo y comenzó a recibir pedidos de otros trabajos similares.

Gorras con los nombres de pueblos de la región.

Juan no aprendió a cincelar o pirograbar en algún taller de talabartería o de otro tipo de artesanía. Su aprendizaje fue autodidacta, aunque valiéndose de videos colgados en Internet donde se explicaban algunas técnicas. También tuvo que adaptar su propia herramienta, al no contar con todos los implementos necesarios. De esta forma, con tecnología y tesón, comenzó su andar por el oficio de la talabartería.
Actualmente Juan Rubio fabrica casi cualquier artículo en piel, para el uso de los caballistas pero también para cualquier otra persona: lo mismo tiene gorras decoradas que cinturones, fundas para navajas y lo que él llama su producto estrella: las fundas para celular. Todos los artículos son diseñados, cortados y decorados a mano en su taller bajo el estilo bautizado como Los Garañones, consistente en el uso de una gran variedad de dibujos y de una amplia gama de colores fabricados en el mismo taller, que retratan elementos de la identidad autlense. Un trabajo artesanal en toda forma.

Un toponimio con identidad, exhibido en una sala del Museo y Centro Regional de las Artes.

Las fuentes principales de inspiración para sus diseños son la cultura y la identidad autlense, misma que plasma en trabajos como Un tiponimio con identidad, pieza exhibida actualmente en el Museo y Centro Regional de las Artes de Autlán, gorras con los nombres de los pueblos de la región y una colección de fundas, aún en proceso, en las que pretende plasmar la flora de la región de Autlán: parota, uña de gato, pitaya… También realiza trabajos personalizados, con los requerimientos que le solicite el cliente. No existen antecedentes en Autlán de trabajos de talabartería con estas características.
Sobre la situación actual de este oficio el entrevistado nos contó que hay suficiente demanda y que ha llegado a exportar a 18 países. Esto es importante porque no se refiere solo a compras hechas por autlenses radicados en otros lugares del mundo, sino de personas que, gracias a las redes sociales, han encontrado imágenes de su trabajo y les ha interesado adquirirlo. También tiene distribuidores en Purificación, Tecolotlán y Mascota, aunque se encuentra en espera de culminar el trámite de registro de su marca para abrir sucursales en forma en más municipios de Jalisco, así como en Colima y Veracruz, donde ya tiene contactos.

Fundas con flora de Autlán.
Cinturones.

Entre las principales dificultades que le ha tocado enfrentar están la competencia desleal y el no haber contado, durante su etapa de aprendizaje, con el apoyo de quienes ya conocían el oficio. Aunque esto, dice, lejos de desmoralizarlo lo impulsó a continuar apasionadamente con su trabajo.
Como artesano tiene la idea, desde hace algunos años, de que sus colegas locales de cualquier disciplina manejen una marca que distinga a la artesanía hecha en Autlán, algo que le dé identidad. Al efecto, él utiliza en todos sus productos la leyenda Hecho en Autlán. En 2018, por segundo año consecutivo, participa en el Galardón Jalisco en la categoría que agrupa a trabajos hechos en vidrio, talabartería, papel y cartonería. En 2017 se inscribió con la ya mencionada pieza Un toponimio con identidad y este año lo hizo con la pieza FEDJAL, donde plasma algunos de los más reconocidos elementos de identidad de Jalisco: el mariachi, el tequila, la Minerva, Vicente Fernández y otros. Aunque el concurso ya está calificado los resultados aún no se conocen. Sin embargo, Juan está citado para la ceremonia de premiación, que se realizará este martes 31 en Guadalajara, por lo que hay esperanzas de que obtenga alguno de los primeros lugares.

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