jueves, 7 de diciembre de 2023

Voces Unidas en concierto en la Casa de la Cultura

De izq. a der.: Esmeralda Guillén, Martín Rivera y Guillermo Ávila.

 La tarde de este miércoles 6 de diciembre en el auditorio Hermilio Hernández de la Casa de la Cultura de Autlán se llevó a cabo la serie de conciertos Voces Unidas, organizada por Iris Michel como parte de sus actividades como alumna de la licenciatura en Artes. La sesión, además, se realizó en beneficio del centro cultural Cuicacalli, aportándose los ingresos de la taquilla para los gastos de su escuela de música.

Con la asistencia de unas 60 personas, entre alumnos y maestros de Cuicacalli y del Núcleo ECOS Autlán y público en general, todo comenzó a las 18:25 horas, con la presentación del cantante Alí Sosa. Conocido en Autlán en grupos de rock, ska y otros géneros, esta vez Alí se presentó acompañado por una guitarra electroacústica para cantar canciones propias y de su padre, el reconocido compositor Pepe Sosa. De hecho, su actuación pudo considerarse un homenaje a quien él llama don Sosa, puesto que algunas de las canciones de Alí lo recuerdan al momento de su muerte y en los sueños recurrentes que el cantante tuvo en los días subsecuentes. De esta forma, Alí Sosa interpretó Y si volviera a nacer, De rodillas te pido, Cuando te caiga el veinte, Solo un sueño y una entrañable canción compuesta el día de la muerte de Pepe Sosa.

El segundo turno fue para Martín Rivera, acaso el músico autlense más versátil de la actualidad: lo recordamos alineando con grupos de rock, jazz o son jarocho y tocando guitarra, bajo, percusiones, jarana, teclados: la Guishi Funk, Soul Sacrifice, Shows Bravos, Los Soneros de Manila, Los Náufragos, son solo algunos de los proyectos en los que ha participado. Pero a Voces Unidas, el también director del centro cultural Cuicacalli trajo un concierto de trova, con el acompañamiento de una guitarra electroacústica y cantando canciones de su padre, el señor David Rivera Santos, que solo conocían dentro de su familia y a las cuales Martín les puso música. Él abrió con un cóver a La de la libélula, del trovador sinaloense David Aguilar, para seguir con las canciones de su papá: Lo que te amo, Como me has amado y Por su amor. Al final de su presentación, Martín improvisó algunas décimas, con base en palabras que el mismo público le sugería: la primera giró en torno a la palabra luna, la segunda fue sobre percusión y preocupaciones, para terminar con una improvisación alrededor de Autlán y felicidad.

La última parte de la sesión estuvo a cargo del dueto conformado por Esmeralda Guillén, de Tepatitlán, y Guillermo Ávila, de Zapopan, quienes trajeron un concierto de lo que llaman música medicina, con canciones de mensajes positivos, que aconsejan posiciones ante la vida. Con sus voces, una guitarra y un cajón, cantaron canciones compuestas por ellos mismos, con títulos como Vuelo, Me voy, Todo es perfecto o El universo. El cierre de su concierto, que una parte del público siguió casi completo con las palmas, fue un cóver a Nada es suficiente, de Natalia Lafourcade, con Martín Rivera tocando el cajón.

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