lunes, 25 de septiembre de 2023

Fue presentado el libro Un pueblo que canta en el Palacio del Arte


 La noche del jueves 21 de septiembre en el recinto cultural Palacio del Arte fue presentado el libro Un pueblo que canta. Historia del Orfeón Proa, de Guillermo Tovar Vázquez. Con la asistencia de unas 30 personas, la presentación comenzó hacia las 20:00 horas. Entre los asistentes pudimos ver a integrantes de la Junta Patriótica, a funcionarios municipales, a José Luis Santana, juez de la plaza Alberto Balderas, y al director de la Escuela Taurina Municipal, Pedro Rosas.

Desde minutos antes de que comenzara la presentación se reprodujo en el equipo de sonido del recinto una grabación, realizada en Guadalajara en 1960, del Orfeón de la CROC, que fue dirigido por el profesor Francisco Espinosa Sánchez, quien también fuera director del Orfeón Proa. Esta música serviría como una muestra de cómo pudo haber sonado el Orfeón Proa, ante la falta de una grabación de este grupo autlense.

Luego de un mensaje de bienvenida por la directora del Palacio del Arte, profesora Armida Briseida Maldonado Rubio, el profesor Carlos Efrén Rangel hizo algunos comentarios sobre el libro y sobre la historia del orfeón, a la que calificó como una de las más bizarras y más bonitas que hay en Autlán. De ella extrajo tres historias paralelas, incluidas en la historia general del orfeón: primero, la historia del profesor Francisco Espinosa Sánchez, fundador y director del orfeón, quien estaba encargado de la administración municipal pero también era músico de formación, de donde extrajo la reflexión de la complementariedad de las actividades que una persona puede realizar y que en las escuelas se debería propiciar la formación de personas más completas, capaces de conjugar actividades científicas, manuales y artísticas.

La segunda historia que resaltó Carlos Efrén fue la vida cultural en Autlán a mediados del siglo XX, muy intensa y autogestiva, en la que convivían manifestaciones de la alta cultura con la música popular, en la que había público para todas ellas. La tercera historia fue la gira por la ciudad de México del Orfeón Proa, de la que entresacó la solidaridad entre los autlenses radicados en Autlán y en México para que fuera posible la gira, consiguiendo los recursos para el viaje y los escenarios donde el orfeón se presentaría. Carlos cerró su intervención con una reflexión sobre la utilidad del rescate de historias del pasado: pueden ser inspiración para formar ciudadanos con amplitud de intereses y ambiciones, pero también para buscar la autogestión en materia de cultura, llevando las manifestaciones culturales a los jóvenes. También comentó sobre la necesidad de realizar tareas aparentemente sencillas (“hacer kermeses y vender tamales”) para lograr objetivos altos, como lo fue la gira por la ciudad de México.

El siguiente turno en el uso de la voz fue para el autor del libro, quien compartió la forma en que la historia del orfeón llegó a su vida. Explicó que uno de sus tíos por línea materna, Anastasio Vázquez Gómez, fue integrante del orfeón en su adolescencia y las referencias a este grupo y su gira por la ciudad de México estuvieron siempre presentes, “como un eco”, en las pláticas familiares, aunque sin profundizar en la historia completa del grupo. Dijo que en el año 2017, mientras buscaba otra información, se topó en el Archivo Histórico Municipal con una carpeta de documentos relacionados con el orfeón, entre los que hay cartas que se intercambiaron el profesor Espinosa y personajes como Moisés Alatorre o Hernán de Sandozequi, oficios de invitación para que el orfeón se presentara en diversos municipios de Jalisco, entre otros. Este hallazgo lo impulsó a investigar la historia del orfeón, para lo que buscó a algunas de las sobrevivientes del grupo, a quienes entrevistó en casa de la señora Bertha Orozco, además de indagar en periódicos y revistas de la época.

Guillermo Tovar dio también un repaso por la historia del orfeón, que duró apenas tres años, desde su debut en el Teatro Mutualista en septiembre de 1950 hasta su último concierto, que tuvo lugar en el Teatro Degollado en diciembre de 1953. Explicó el origen y características de la personalidad del profesor Espinosa, su interés por la difusión cultural y la huella que dejó en Autlán, pueblo con el que nunca perdió el vínculo. Sobre el orfeón, dijo que materializó el lugar común que dice que alguien o algo puso en alto el nombre de Autlán: explicó que, gracias a las actuaciones de este grupo, cronistas y críticos de Guadalajara y de México hablaron bien no solo de los cantantes sino de Autlán.

Los comentarios fueron enriquecidos por comentarios de los asistentes. El maestro Pedro Rosas compartió recuerdos de cuando fue integrante, durante su adolescencia, del Orfeón Proa; el profesor Manuel López Morales recordó sus investigaciones sobre la letra de la marcha Viva Autlán y otros asistentes hicieron preguntas y comentarios sobre la historia del orfeón.

El Orfeón Proa fue fundado y dirigido por Francisco Espinosa Sánchez, a quien el Congreso del Estado envió a Autlán a encargarse de la administración municipal, luego de que fueran declaradas nulas las elecciones celebradas en 1948. Este personaje dedicó sus tiempos libres en Autlán a promover actividades culturales, entre las que estuvo el ensayo y la preparación de las voces del Orfeón Proa, que estuvo integrado por personas de todas las edades y clases sociales de Autlán y que llegó a presentarse, gracias a los contactos con que contaba el profesor Espinosa, en los mejores escenarios de Jalisco y de México. De la historia de este grupo y de su director es de lo que trata el libro Un pueblo que canta. Historia del Orfeón Proa.

En distintos momentos a lo largo de la presentación el profesor Manuel López Morales interpretó algunas piezas al saxofón, con el apoyo de pistas musicales.

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