sábado, 4 de mayo de 2019

Las pitayas y las familias pitayeras en Autlán


La mañana de este sábado 4 de mayo se celebró la sesión ordinaria mensual del capítulo Costa Sur de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco, en el domicilio de la familia Blanco Medina en la población de Chiquihuitlán, al extremo poniente del valle de Autlán. El anfitrión de esta sesión fue el doctor Alfredo Castañeda Palomera, quien expuso el tema Las pitayas y las familias pitayeras de Autlán de Navarro, junto con el señor José Blanco, dueño de la casa. La exposición comenzó a las 11:00 horas, con la asistencia de unas 40 personas.
El doctor Castañeda comenzó haciendo una descripción de las pitayas que se cosechan en Chiquihuitlán, que se producen sin el uso de pesticidas o insecticidas y sin recibir contaminación de este tipo de productos utilizados en otros cultivos, por la razón de que este lugar se encuentra a sotavento de las zonas donde se practica la agricultura tecnificada en el valle. Enseguida, dio algunos datos técnicos sobre la pitaya, como el tipo de clima donde se produce, que es el semiárido, algunas características físicas y nutricionales y sobre su cultivo: supimos, por ejemplo, que en promedio puede haber 231 órganos pitayeros en cada hectárea de terreno y que cada uno de ellos puede dar hasta 300 frutos.
El expositor mencionó que hay datos que indican que el uso de este fruto por el hombre puede datar desde el año 6,500 a. C., mayormente como fruta fresca, y en la época prehispánica se le daba un uso ritual, como regalo que se entregaba al momento de cerrar alianzas. Nos dijo que en México las principales zonas productoras son la cuenca de Sayula y la Mixteca baja y recordó que en un día como hoy, 4 de mayo, pero de 1525, llegaron a Autlán los conquistadores españoles, que debieron encontrar entre los frutos del lugar a las pitayas, puesto que la temporada de este fruto estaba comenzando.
Por último el doctor Castañeda mostró un avance de un trabajo que está realizando sobre las familias pitayeras de Autlán, en el que describió una rutina típica de trabajo: levantarse a las 2 de la mañana para subir al cerro a recolectar la fruta, quitarle las espinas y organizarla para llevarla a vender al mercado temprano por la mañana, utilizando para esto el clásico gancho pitayero, lámparas y un chiquihuite o cubetas para transportarlas.
En la segunda parte de la exposición el señor José Blanco, dedicado al aprovechamiento de las pitayas desde hace más de 40 años, describió su forma de trabajo: dijo que en Chiquihuitlán hay varios horarios en que los pitayeros salen a trabajar, desde las últimas horas de la tarde hasta las 5 de la mañana. En el proceso de recolección y preparación del fruto para la venta participa toda la familia: los adultos recolectan las pitayas y los niños pequeños ayudan a pelarlas (quitarles las espinas) en casa, para enseguida clasificarlas por tamaño y calidad y llevarlas a vender a Autlán, por las calles o en el mercado. El precio al que venden la fruta depende de la calidad y de la ley de la oferta y la demanda: a mayor abundancia de pitayas es menor el precio. Don José dijo que el precio al que se vende la pitaya le parece barato, dado el trabajo que lleva su recolección y preparación.
Don José también nos compartió algo del conocimiento empírico de los pitayeros locales: identifican, por ejemplo, varias clases de pitayas, siendo la mejor la llamada "alazana", que es la más dulce. Ellos reconocen, además, diferentes sabores, olores y calidades según el sitio exacto donde se encuentra el órgano, lo que está determinado por el tipo de tierra. Habló también de la problemática de quienes se dedican a esta actividad, entre las que están la falta de apoyos oficiales para los más necesitados, que suelen quedarse entre los dirigentes de la comunidad, el robo de pitayas por personas que no son de la comunidad y las llevan a vender al pueblo y los bajos precios en que se vende el fruto. Refirió, por último, algunas investigaciones que ha realizado personal de la Universidad de Guadalajara, que ha permitido identificar algunas enfermedades que afectan a los órganos pitayeros.
Para cerrar la presentación y dada la información expuesta por don José Blanco, el doctor Castañeda recomendó a los presentes nunca regatear el precio a los pitayeros.

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