domingo, 28 de junio de 2015

La jura de la Independencia en Autlán


Publicado originalmente en Letra Fría.

No es el de la Independencia de México un tema del que normalmente se hable tan temprano como en el mes de junio, lejos todavía de la instalación de los primeros puestos de banderitas y de que se dé a conocer el programa de las Fiestas Patrias.
Hoy lo traigo a este espacio gracias a las investigaciones del historiador Carlos Martín Boyzo Nolasco, quien el año pasado publicó el libro Hechos y sucesos durante la Independencia en Autlán de la Grana, Jalisco en el que, además de extractos de otras publicaciones suyas sobre acciones de la guerra de Independencia en nuestra región, hizo público por primera vez el texto del acta donde se asientan las actividades con las que el pueblo de Autlán juraba la Independencia de México, más de tres meses antes de la entrada del Ejército Trigarante a la ciudad de México.
Según Boyzo, esta ceremonia ocurrió el 21 de junio de 1821, hace 194 años. Hasta la publicación de este documento solo sabíamos, gracias a don Ernesto Medina Lima, que el día 22 el alcalde mayor de Autlán, don José Luis Brambila, daba noticia de la proclamación de la Independencia por Agustín de Iturbide en Iguala.
La ceremonia del día 21 ocurrió más o menos de la siguiente forma, según el acta: en la Plaza de Armas (actual jardín Hidalgo) se reunieron, ante las imágenes de Cristo crucificado y de los evangelistas, el cura José Diego Gómez, el comandante y juez de partido Domingo Antonio Fernández, el presidente del Ayuntamiento José Luis Brambila, la compañía militar, el clero, vecinos principales y pueblo en general, en gran número. El cura procedió a tomarles juramento a los presentes en los siguientes términos:

- “¿Juráis a Dios y a los Santos Evangelios observar solo la religión católica, apostólica y romana”
- “Sí juro”
- “¿Juráis reconocer la Yndependencia (sic), guardando para esto la paz y unión de europeos y americanos?”
- “Sí juro”
- “¿Juráis la obediencia a don Fernando VII, si adopta y jura la Constitución que haya que hacerse por las Cortes Constituyentes de esta América Septentrional?”
- “Sí juro”
- “Si así lo hicieren, Dios os lo premie, y si no os lo demande”

Al terminar el juramento se oyeron salvas de artillería y exclamaciones de júbilo del pueblo. Enseguida los asistentes se fueron en procesión a la parroquia, donde oyeron misa, para después dirigirse las autoridades a la comandancia, ubicada presumiblemente en el mismo sitio en que ahora se encuentra la Presidencia Municipal.
En señal de júbilo las calles se iluminaron por tres días (recordemos que faltaban casi cien años para la llegada del primer servicio de alumbrado eléctrico) y la gente adornó las fachadas de sus casas.
Fue, sin duda, una ceremonia de notable trascendencia en nuestra historia, que ocurrió en lugares que visitamos cotidianamente. No permitamos que siga en el olvido.

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