Formaciones rocosas en la cuesta de Neverías.
Helechos
Aspectos del camino, entre Neverías y Las Iglesias
Bosque de oyamel, más allá de Las Iglesias
Salimos caminando de Autlán rumbo a Talpa el día 8 de abril de 2009 a las 5 de la mañana un grupo de 4 personas (Óscar, Óscar hijo y Daniel de Niz y yo). El punto de reunión fue el barrio de Los Arquitos y el inicio de nuestro viaje estuvo enmarcado en una madrugada muy bonita bañada por la luz de la luna, que le daba a los cerros una iluminación muy especial.
Después de caminar una hora llegamos al rancho de Ayutita, acompañados por un concierto de perros; seguimos caminando hasta llegar a El Jalocote mientras empezaba a amanecer, ahora con el canto de los gallos. Teníamos la intención de comprar agua, pero los negocios estaban todavía cerrados y, sin agua, comenzamos a subir la cuesta de Neverías. Al poco rato comenzaron los problemas porque los niños querían agua y a regañadientes los hicimos llegar hasta Neverías, donde se nos unió el resto del grupo: Rosalío, Liset, Laura, Daniela y Silvia.
Luego del desayuno seguimos el camino para bajar de Neverías, donde tomamos un atajo en el que hubo algunos resbalones, siendo el más espectacular el de Daniela, sufriendo algunos raspones, tanto que nos presumía su abdomen de lavadero, que le quedó como trepadero de mapaches. Sin más incidentes llegamos al crucero de San Juan Cacoma, a donde llegan todos los grupos que van a Talpa desde varias regiones de la Costa para tomar agua o fruta para seguir el camino.
Cerca de San Juan Cacoma
Desde este crucero caminamos tres horas para llegar a la población de Las Iglesias, a donde llegamos a las 3 de la tarde. Las Iglesias es un pequeño aunque disperso poblado ubicado en una de las partes más altas de la Sierra de Cacoma y que cuenta con una vista muy peculiar: de lejos sus tejados metálicos le dan una imagen modernista, y como diría Ramón Rubín, es otra incongruencia de los nombres de los pueblos de la región, puesto que Las Iglesias no cuenta con iglesia alguna. Aquí nos detuvimos a comer un poco de fruta para seguir caminando tres horas más hasta llegar al paraje donde acamparíamos y cenaríamos.
Las Iglesias
Cansados, pero bastante animados, nos dedicamos a armar las casas de campaña. Desde este punto, Óscar regresó como 5 kilómetros para recoger a Paco, el marido de Liz quien, en un alarde de condición física, tuvo que pedir raite en una pick up y llegó todo empanizado con la tierra del camino, pues lo echaron en la caja como perro de rico.
Aspectos del camino, entre Neverías y Las Iglesias
Después de cenar nos pusimos a platicar y a contemplar la luna, que salió casi llena entre los pinos y es una cosa digna de contemplar con el cielo tan estrellado y tan bonito. Este primer día nos acostamos a dormir como a las 11 de la noche.
Bosque de oyamel, más allá de Las Iglesias
El segundo día (jueves 9 de abril) desarmamos el campamento como a las 8 de la mañana. Caminamos 2 o 3 horas para llegar al rancho de La Cañada, para después continuar hasta El Rosario y una hora después llegar a un arroyo, donde desayunamos. Enseguida continuamos el camino hasta El Cilacayote, a donde llegamos como a las 4 de la tarde. En este lugar nos instalamos en una cabaña que previamente nos habían prestado. En la noche, después de cenar carne asada, nos acomodamos alrededor de la fogata a compartir anécdotas y algunos chistes.
El tercer día, viernes 10 de abril, salimos de El Cilacayote a las 10 de la mañana con rumbo al rancho La Cumbre, que es la siguiente parada. Aquí desayunamos sandwiches y jugos, para seguir a la subida de El Cuervo ya en camioneta, porque a Óscar le molestaba un tobillo de un mal paso que dio en El Jalocote. Llegamos a El Cuervo a medio día y bajamos la cuesta Laura, Daniela, Liset y yo por el atajo, donde hay lugares resbalosos. Iba yo preparado con la cámara, esperando a la primera que cayera, pero el primero fui yo. Salimos del atajo y ya nos estaban esperando para llegar al siguiente campamento, que se instaló cerca de un arroyo donde, después de un baño a nosotros y a las camionetas, cenamos y descansamos. Además, repetimos la velada de la noche anterior, aunque ahora observando la luna llena entre los pinos.
El Cilacayote
El sábado 11 a las 9 de la mañana, después de levantar el campamento hicimos la última etapa del camino, llegando a Talpa a medio día. Lo primero que hicimos fue visitar la Basílica par dar gracias a la vírgen por habernos dejado llegar bien y enseguida fuimos a comprar algunos recuerdos. Enseguida emprendimos el regreso a Autlán, ahora por carretera en las camionetas, por la ruta Talpa-Ayutla-San Clemente, llegando por fin como a las 5:30 de la tarde.
En Talpa
Vista de la Sierra de Cacoma
Cerro de la Campana, en las afueras de Talpa
Autor: Guillermo Tovar Montes
BUENISIMO ME ENCANTO ESTE BLOG SOBRE TODO POR Q ME ENCANTA APRENDER MAS DE MI CIUDAD Y ESTAR AL TANTO DE LO Q PASA POR ALLA AHORA QUE ESTOY LEJOS ME ENTRISTECIO EL ENCABEZADO SOBRE GABINO EN VERDAD ME SORPRENDIO! EN FIN BUEN BLOG MUCHOS SALUDOS!
ResponderEliminarQUE VIAJE!!!! MUY BUENAS FOTOS DON GUILLERMO(como siempre) Y BUENO, AL LEER LA HISTORIA DE SU VIAJE A TALPA ME VINO A LA MENTE ESOS VIAJES QUE HACIA CON MI FAMILIA CADA AÑO Y CON ELLO PUDE SENTIR EL PECULIAR AROMA DE LOS CERROS AL IR AMANECIENDO, ESE OLOR A OCOTE MEZCLADO CON CAFE DE OLLA AL PASAR POR LOS PUEBLITOS ANTES DE LLEGAR A TALPA Y EL FRIO DE ESA ZONA(por lo menos siempre me dio mucho frio)...SALUDOS Y SIGA COMPARTIENDO CON NOSOTROS EN ESTE BLOG.
ResponderEliminarQué bueno que les guste y les sirva de algo este blog; uno de sus objetivos es, precisamente, mantener el contacto entre los autlenses en el exilio y su terruño.
ResponderEliminarSaludos desde Autlán, donde ya comienza el tiempo de las pitayas.