domingo, 18 de junio de 2017

Bitácora de viaje 4: visita a la Casa Taller Literario Juan José Arreola



El pasado 25 de abril comenzó en el Museo Regional un taller de lectura de la novela La Feria, de Juan José Arreola, mismo que se llevó a cabo en ocho sesiones semanales, en los siguientes ocho martes. Así, el taller terminó el martes 13 de junio y, como actividad complementaria, el sábado 17 los participantes (unas 30 personas, desde una niña de menos de diez años hasta señores de más de setenta) hicimos una visita a la Casa Taller Literario Juan José Arreola, centro cultural ubicado en Ciudad Guzmán y dependiente de la Secretaría de Cultura estatal, que en otro tiempo perteneciera al enorme autor zapotlense.
Alrededor de las 6:30 horas salimos desde fuera de la Presidencia de Autlán, en un autobús escolar que fue prestado por el Ayuntamiento para el viaje, llegando al centro de Ciudad Guzmán casi tres horas después. Después de tomar el desayuno distribuidos en algunos de los negocios de comida que hay alrededor de la plaza principal, emprendimos a pie el camino a la casa taller, subiendo por la calle de Pascual Galino Ceballos unos minutos después de las 10 de la mañana. Ahí fuimos amablemente recibidos por el señor Orso Arreola, hijo de don Juan José, y por el arquitecto Fernando González Castolo, cronista de Zapotlán el Grande.

Orso Arreola y Fernando G. Castolo
En el auditorio de la casa estos dos personajes nos dieron una plática, de casi dos horas y media, acerca de la vida y la obra de Juan José Arreola y, en especial, de La Feria: el señor Orso recordó cómo Juan José Arreola fue construyendo la casa y dándole la forma que tiene actualmente y cómo se convirtió en un centro cultural dedicado a la literatura en 2007, así como a algunos de los visitantes distinguidos que ha tenido, entre los que mencionó a Hugo Gutiérrez Vega, Felipe Garrido y el autlense Alfredo Ortega. Dijo que ahí se han llevado a cabo talleres de cuento, novela, poesía, cine, periodismo y dos diplomados a nivel nacional, con investigadores de la UNAM, El Colegio de México, la UdeG y otras.
Hizo enseguida un repaso por la obra literaria de Arreola, comenzando con Varia invención, recopilación de cuentos escritos entre 1941 y 1949 y del que la crítica especializada ya lo considera el título fundador de un género llamado precisamente varia invención. De cada uno de los libros publicados por Arreola dio una explicación breve de su contenido y de su proceso de creación, así como de la evolución de su autor en cada uno de ellos.
Sobre La Feria nos explicó que es el fruto de la conjunción de algunos textos sueltos que Arreola comenzó a escribir en 1953, todavía sin la intención de hacer una novela. Se trataba de textos relacionados con Zapotlán y su vida cotidiana y personajes, que su autor decidió publicar en el formato que conocemos después del viaje a Cuba que realizó en los primeros años 1960 a dar un taller de literatura en la Casa de las Américas. Al regresar a México fue invitado a Zapotlán por su hermano Librado para que conociera a los tlayacanques y que le explicaran su problema del despojo de la tierra que databa desde la Conquista; ellos le mostraron sus papeles coloniales y le contaron su historia. Arreola decidió entonces "ayudarlos" dando a conocer su litigio mediante la literatura.
Don Orso nos dio, en el transcurso de la plática, varias claves para entender mejor La Feria: el contexto del epígrafe del profeta Isaías que aparece en la novela, la identidad de algunos de los personajes de la novela (el agricultor fracasado es el abuelo de Arreola) y el carácter autobiográfico de algunos de sus pasajes, entre ellos el del confesionario, el origen en las pláticas familiares de las historias que la componen, su calidad de excepción en la obra general de Juan José Arreola, al ser la única publicación de denuncia social... todo esto, desde luego, nos ayudó a entender mucho mejor la obra que leímos en las ocho semanas anteriores. La Feria es, dijo, "un canto de amor a Zapotlán y de solidaridad con los indígenas", además de una especie de catálogo de géneros literarios, al aparecer en ella textos de diferentes géneros.


Enseguida el arquitecto González Castolo habló de algunos de los antecedentes de La Feria: un Canto a José Clemente Orozco en 1951 y la Perspectiva de Zapotlán... publicada en El Occidental en 1945. También reveló datos interesantes sobre la novela: habló de la coronación de Señor San José en 1957, revelando la identidad real del personaje llamado en la novela "señor Farías" y la historia real de este acontecimiento. Este señor Farías (en realidad Arias) ayudó a los tlayacanques con su litigio por la tierra, siéndole depositados los documentos coloniales de que hablé antes; a su fallecimiento la familia los donó al Archivo Histórico de Zapotlán. La Feria, dijo, fue hecha a partir de los "chismes de pueblo", las voces que se musitan en los pueblos para comentar los problemas locales. Le parece que es "el gran viaje" que Zapotlán emprende a la tierra prometida guiado por su patrón san José.
Esta apretada síntesis, claro, es incapaz de retratar a cabalidad lo que representó esta plática para los talleristas. Al término de ella hicimos un recorrido por la casa, convertida en una especie de museo arreolino: están ahí el manuscrito original de La Feria, algunos de sus muebles y útiles de trabajo, como el escritorio, libreros y máquinas de escribir, fotografías, obras de arte. Y, al fondo, un patio con una espléndida vista de Zapotlán, que desde arriba se ve hermoso (desde abajo quién sabe).

Vista de Zapotlán

Ya a la hora de la comida salimos de regreso al centro de Ciudad Guzmán y disfrutamos de algunas horas libres, para regresar a Autlán pocos minutos después de las 18:00 horas.

El escritorio de Arreola.

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