La anfitriona
de la sesión presentó el trabajo Promoviendo la salud en las escuelas: ¿un
ideal inalcanzable o el comienzo de un cambio real?, en el que analiza las
medidas tomadas a partir de este año en las escuelas públicas de México, en el
sentido de prohibir el consumo en sus instalaciones de alimentos chatarra. La exposición
comenzó mostrando estadísticas de prevalencia de sobrepeso y obesidad en el
mundo, con datos a 2016 de la Organización Mundial de la Salud, mismas que se
han mantenido al alza. Dijo que, aunque no hay estadísticas certeras para
Jalisco, sí hay registros del programa de alimentación escolar que muestran la
prevalencia de estos problemas de salud por municipio, siendo Mixtlán el que
tiene una mayor cantidad. Entre 2012 y 2017, según expuso la anfitriona, hasta
4 de 10 menores jaliscienses presentó obesidad, lo que se cruza con el bajo
consumo de frutas y verduras y la preferencia por alimentos y bebidas
procesados en el mismo rango de edad. La mala alimentación, junto con la baja
actividad física en los niños jaliscienses, la mayor a nivel nacional con un
88%, son condiciones previas para una mala calidad de vida y altos costos de
tratamiento por enfermedades crónicas en la edad adulta.
Enseguida, la
ponente presentó algunos datos de los lineamientos generales de las secretarías
de Educación Pública y de Salud, establecidas el 30 de septiembre de 2024 y obligatorias
a partir del pasado 29 de marzo, en cuanto a la preparación y expendio de
alimentos en las escuelas, con el objetivo de garantizar el bienestar de los alumnos
de escuelas públicas y convertir a estos recintos en espacios de prevención y
atención de diversos problemas de salud. Estos lineamientos establecen ocho
acciones prioritarias, aunque la expositora critica el hecho de que en ninguno
de ellos se toma en cuenta a los nutriólogos, cargando esta tarea a los
profesores.
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