viernes, 4 de octubre de 2024

Se presentó el ballet folclórico de la Universidad de Guadalajara en el Aula Magna

Danza de Quetzales.

 Dentro de las actividades conmemorativas del aniversario 30 de la Red Universitaria y del consiguiente nacimiento del Centro Universitario de la Costa Sur, la noche de este jueves 3 de octubre el ballet folclórico de la Universidad de Guadalajara ofreció una presentación en el Aula Magna del Centro Cultural José Atanasio Monroy, que lució un lleno casi total. La tercera llamada se dio hacia las 19:13 horas, ante un público expectante que, contrario a lo que ha ocurrido en otros espectáculos, ya prácticamente había llenado la sala antes del inicio de la presentación. A pesar de la magnitud del grupo artístico que se presentaría, la publicidad de esta presentación fue prácticamente nula: la gran mayoría de los asistentes eran trabajadores y académicos del CUCSur, unos pocos estudiantes y una buena cantidad de invitados especiales, entre quienes estaban algunos presidentes municipales de la región.

El ballet, dirigido por Isaac Alberto Mercado Morales, presentó un espectáculo con una producción de muy buen nivel, con su propio equipo de iluminación de sala y de escenario que incluía una programación especial para cada estampa y algo que no habíamos visto antes: su propia tarima, integrada por 88 módulos que fueron montados sobre el escenario del Aula Magna, tan lisa como si fuera de una sola pieza y sonora como las famosas tarimas de los fandangos.

Michoacán.


La velada inició con la poblana Danza de Quetzales, con mucho la estampa más vistosa y colorida de la presentación, merced al tocado de los bailarines y los movimientos que ejecutan, que llenan por completo el escenario. Sin prácticamente transición alguna, como no sea el oscurecimiento del escenario, las estampas se fueron encadenando para completar un poco más de una hora de espectáculo.

Las cuatro estampas siguientes tuvieron música en vivo, con grupos musicales de diversa instrumentación, según la identidad de cada región. Es de llamar la atención, en lo respectivo a la música, la calidad de las voces y de la música toda, que podrían protagonizar un espectáculo por ellas mismas. En el caso de Michoacán, que fue la segunda estampa, la música estuvo a cargo de cinco violines, guitarrón y vihuela, además de las siete voces femeninas y cinco masculinas que estuvieron también presentes en las siguientes estampas. Comenzó la estampa con la interpretación de algunas pirecuas y continuó, siempre con música en vivo, con danzas que representan el trabajo en el campo y en la pesca.

Veracruz.


Para la estampa de Veracruz la música fue interpretada con arpa, guitarrón y tres jaranas, que acompañaron a los bailarines con algunos sones jarochos y canciones populares mexicanas, como Veracruz, de Agustín Lara. Luego vendría Guerrero, con dos guitarras, guitarrón, vihuela y cajón, para acompañar a los bailarines. El cierre sería con la estampa de Jalisco, al son de un mariachi moderno integrado por tres trompetas, cinco violines, guitarrón y vihuela, además de las voces, que se encargaron de tocar sones del sur de Jalisco y canciones como Guadalajara. El cierre fue con La culebra, dejando una segunda interpretación de Guadalajara como rúbrica, para reunirse todos los artistas en el escenario a despedirse del público.

Jalisco.


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