El tema de esta ocasión fueron
las mariposas nocturnas o polillas, animales cargados de estigmas y temidos por
muchas personas. Llevó por título Fauna olvidada: el caso de las mariposas
nocturnas y cómo la ciencia ciudadana promueve su conocimiento y valor y
fue presentado por el doctor Carlos Palomera García, quien aclaró que no es
experto en ellos, pero lleva cinco años estudiándolos, de manera un tanto
marginal, puesto que su especialidad son las aves.
Comenzó su ponencia dando algunas
generalidades sobre las diferencias entre la fauna “carismática”, colorida, bonita,
majestuosa, que le cae bien a la mayoría: jaguares, osos, leones, guacamayas,
entre otros, y la “fauna olvidada”, la que no siempre nos viene a la mente cuando
escuchamos el término “vida silvestre”. Entre las especies de este último rubro
están las mariposas nocturnas. El doctor Palomera explicó que las mariposas
diurnas provienen de las nocturnas y se originaron en Norteamérica, donde se
separaron ambos tipos de mariposas. Mostró enseguida una tabla en la que
explicó algunas diferencias entre ambas: la posición de las alas en reposo,
extendidas en las nocturnas y plegadas en las diurnas; la forma del cuerpo, los
hábitos… entre sus semejanzas están que, en su fase larvaria, ambas son
herbívoras, algunas consideradas plagas, son alimento de otros animales y su
presencia es indicador de calidad y cambio ambiental.
Las mariposas diurnas y las
nocturnas tienen metamorfosis holometábola y existen, en México, entre 14,500 y
20 mil especies de mariposas, de las cuales, unas 12,600 son nocturnas. Una mayoría
muy amplia. Tienen valor económico y cultural, algunas especies son motor de
actividades turísticas, como la monarca, y han servido como emblemas o como
protagonistas de leyendas. Las nocturnas, sin embargo, son infravaloradas,
debido precisamente a mitos y creencias que las consideran heraldos de la
muerte, algunas se consideran plagas por alimentarse de madera, papel y otros
objetos de uso cotidiano y las larvas de unas pocas especies son “de
importancia médica”, es decir, venenosas.
La última parte de la exposición
estuvo dedicada a la ciencia ciudadana, herramienta que permite recolectar
datos de campo por personas que no se dedican a la investigación y a la
academia, pero cuyos datos pueden ser utilizados por investigadores. El proceso
de la ciencia ciudadana, simplificado, sería: observación + captura en Internet
+ retroalimentación. El ponente mencionó algunos proyectos de ciencia ciudadana
que se desarrollan alrededor del mundo, como el Home River Bioblitz y la National
Moth Week, semana de observación de mariposas nocturnas, que este 2024 cumple
10 años de actividad. También mostró fotografías de algunas especies de mariposas
nocturnas, tomadas en Autlán en los últimos años, que demuestran que también
hay especies coloridas y atractivas entre ellas.
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