viernes, 21 de junio de 2024

Mariposas de la noche en el Cantinero Científico de la librería Carlos Fuentes


 El miércoles 19 de junio, por la tarde, tuvo lugar en el patio central de la Casa Universitaria una nueva sesión del Cantinero Científico, la actividad de divulgación de la ciencia que auspicia la librería Carlos Fuentes. La sesión comenzó a las 18:05 horas, con la presencia de unas 20 personas.

El tema de esta ocasión fueron las mariposas nocturnas o polillas, animales cargados de estigmas y temidos por muchas personas. Llevó por título Fauna olvidada: el caso de las mariposas nocturnas y cómo la ciencia ciudadana promueve su conocimiento y valor y fue presentado por el doctor Carlos Palomera García, quien aclaró que no es experto en ellos, pero lleva cinco años estudiándolos, de manera un tanto marginal, puesto que su especialidad son las aves.

Comenzó su ponencia dando algunas generalidades sobre las diferencias entre la fauna “carismática”, colorida, bonita, majestuosa, que le cae bien a la mayoría: jaguares, osos, leones, guacamayas, entre otros, y la “fauna olvidada”, la que no siempre nos viene a la mente cuando escuchamos el término “vida silvestre”. Entre las especies de este último rubro están las mariposas nocturnas. El doctor Palomera explicó que las mariposas diurnas provienen de las nocturnas y se originaron en Norteamérica, donde se separaron ambos tipos de mariposas. Mostró enseguida una tabla en la que explicó algunas diferencias entre ambas: la posición de las alas en reposo, extendidas en las nocturnas y plegadas en las diurnas; la forma del cuerpo, los hábitos… entre sus semejanzas están que, en su fase larvaria, ambas son herbívoras, algunas consideradas plagas, son alimento de otros animales y su presencia es indicador de calidad y cambio ambiental.

Las mariposas diurnas y las nocturnas tienen metamorfosis holometábola y existen, en México, entre 14,500 y 20 mil especies de mariposas, de las cuales, unas 12,600 son nocturnas. Una mayoría muy amplia. Tienen valor económico y cultural, algunas especies son motor de actividades turísticas, como la monarca, y han servido como emblemas o como protagonistas de leyendas. Las nocturnas, sin embargo, son infravaloradas, debido precisamente a mitos y creencias que las consideran heraldos de la muerte, algunas se consideran plagas por alimentarse de madera, papel y otros objetos de uso cotidiano y las larvas de unas pocas especies son “de importancia médica”, es decir, venenosas.

La última parte de la exposición estuvo dedicada a la ciencia ciudadana, herramienta que permite recolectar datos de campo por personas que no se dedican a la investigación y a la academia, pero cuyos datos pueden ser utilizados por investigadores. El proceso de la ciencia ciudadana, simplificado, sería: observación + captura en Internet + retroalimentación. El ponente mencionó algunos proyectos de ciencia ciudadana que se desarrollan alrededor del mundo, como el Home River Bioblitz y la National Moth Week, semana de observación de mariposas nocturnas, que este 2024 cumple 10 años de actividad. También mostró fotografías de algunas especies de mariposas nocturnas, tomadas en Autlán en los últimos años, que demuestran que también hay especies coloridas y atractivas entre ellas.

Carlos Palomera cerró su presentación mencionando que hace falta mucho por conocer, en especial de lo pequeño, lo invisible, lo feo. La ciencia ciudadana es una buena herramienta para aumentar el conocimiento.

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