martes, 31 de octubre de 2023

Un panorama de la danza folclórica mexicana en la XXIX Semana Cultural Universitaria


 La noche del jueves 26 de octubre, al terminar el concierto de la Orquesta Sinfónica del Núcleo ECOS Autlán, se presentó en el escenario del Aula Magna el ballet folclórico Aotlitlán, fundado en el año 2000 y dirigido por el maestro Joel René Romero Corona. El espectáculo comenzó a las 20:30 horas, ante unas 200 personas.

El grupo presentó cinco estampas de bailes folclóricos de diversas regiones de México, utilizando una pista musical y aprovechando la pantalla del fondo del escenario para exhibir ahí escenas que complementaran cada una de las estampas. En la velada participó también el grupo Hilos de Plata, integrado por siete bailarines ancianos que interpretaron algunas de las estampas.

La primera estampa fue la del Estado de Puebla, quizás la más vistosa de todas gracias a la pieza Quetzales, en la que los bailarines recuerdan la majestuosidad y los movimientos de esta ave mesoamericana. Luego de esta pieza y de Espuelas de Amozoc vinieron Chinas mexicanas y Chinacos, estas últimas a cargo del grupo Hilos de Plata.

La estampa de Jalisco Ranchero fue la segunda en el programa, integrada por los sones El pasacalles, El autlense y El caporal, en los que los bailarines utilizaron trajes campiranos de faena, utilizando como fondo una fotografía de las ruinas de una hacienda.

El grupo Hilos de Plata se hizo cargo, por completo, de la estampa de la Costa de Nayarit. Con música de banda sinaloense, estos entusiastas bailarines interpretaron Mi lindo Nayarit, De Mazatlán a Acaponeta y El toro mambo, que no dejó de traer recuerdos del Carnaval de Autlán.

La estampa Jalisco Contemporáneo fue la que más duró, con un total de siete piezas, entre sones tradicionales y canciones modernas. Comenzó con el conocidísimo son de La negra, para continuar con Las alazanas, El jalisciense, El nuevo jarabe jalisciense, El maracumbé, El perico loro y Los machetes, en los que fueron alternando con el grupo Hilos de Plata. Aquí la iconografía fue mucho más cercana al estereotipo de lo jalisciense: trajes de charro en los bailarines, una fotografía de un campo de agave como fondo y el arranque con La negra, una de las piezas musicales más reconocidas de la música popular mexicana.

Una parte del público creímos que con la estampa jalisciense rubricaría su presentación el ballet Aotlitlán, como es costumbre en los grupos folclóricos de la región. Sin embargo, todavía faltaba el plato fuere de la noche: al ritmo del Huapango de José Pablo Moncayo la totalidad de los bailarines interpretaron la estampa que llamaron Retablo Mexicano, un recorrido por cuadros dancísticos folclóricos de distintos lugares del país: comienza con danzas de tipo prehispánico, incluida la representación de un combate a macuahuitl, para continuar con piezas de Nuevo León, el Sureste, Jalisco y otros lugares de México.

La actuación de Aotlitlán fue muy aplaudida, merecidamente. Imposible no recordar su actuación en el teatro Degollado hace algunos años, imponiéndose en la respuesta del público a otros grupos folclóricos jaliscienses.

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