sábado, 29 de enero de 2022

Celebró el Capítulo Juvenil Costa Sur de la BSGEEJ su primera sesión de 2022


 A través de la aplicación Jitsi, este sábado 29 de enero el Capítulo Juvenil Costa Sur de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco, con la asistencia de siete personas e iniciando a las 10:06 horas. El anfitrión este mes fue Francisco Emmanuel García Barreto, quien presentó el trabajo El diagnóstico social como base para un desarrollo humano y social justo.

La exposición comenzó con un comentario sobre la necesidad de tener un diagnóstico de la situación en que se encuentra una comunidad antes de tomar decisiones desde la administración pública. En cuanto al diagnóstico social, el ponente lo definió como el que sintetiza, interpreta y conceptualiza la naturaleza y magnitud de las necesidades sociales. Dijo que este diagnóstico no es un fin en sí mismo puesto que no tendría sentido sin una intervención posterior.

La realización de un diagnóstico es necesaria, según se nos explicó en la exposición, para lograr procesos de transformación social, como universalización de la red pública de servicios sociales, y para la unificación y universalización de los derechos en todos los habitantes de un lugar. También es útil para unificar y sistematizar criterios de toma de decisiones.

El objetivo general de un diagnóstico social es establecer una descripción y evaluación de una carencia o situación social, para determinar las vulnerabilidades de una comunidad. A partir de este objetivo se pueden plantear otros más específicos, para alcanzar, como meta final, el fortalecimiento del tejido social.

Para sintetizar el concepto de justicia en el título de su ponencia, Francisco García dijo que mediante un diagnóstico de este tipo se busca saber dónde se necesita aplicar recursos, aunque sus habitantes no lo pidan.

sábado, 22 de enero de 2022

Inventario de monumentos 39: un busto de José María Morelos en Ahuacapán

En la pequeña placita que se abre entre la calle que lleva a lo alto de la sierra de Manantlán y la que lleva al famoso pasamán, en Ahuacapán, existe un monumento dedicado al prócer José María Morelos, de singulares características.

El monumento está colocado al centro del jardín, dentro de una glorieta que hace juego con las cuatro jardineras cuadradas que, junto con unas bancas metálicas, completan la infraestructura del jardín. Tanto la glorieta como las jardineras lucen en muy buen estado, están construidas con piedras unidas con argamasa, sin enjarre o aplanado.

También de piedra es la columna que sirve de pedestal al busto de Morelos para conformar el monumento. La columna aparenta ser solamente un conjunto de piedras apiladas, incluso acusa una posible inclinación hacia uno de los costados, aunque parece ser un efecto logrado por decisión del arquitecto. Es decir, el conjunto es armónico, no parece haber sido realizado con negligencia o falta de pericia sino con la intención de aparecer rústico. La columna, que se adelgaza levemente a partir del centro de su altura, debe medir un poco menos de dos metros.



Como un fenómeno de equilibrio, auxiliado por una buena cantidad de cemento, sobre el remate de la columna reposa el busto de José María Morelos, tallado en cantera. Está conformado por una base cuadrada que presenta al frente la palabra MORELOS, sobre la representación de un pergamino, y flanqueada en el costado izquierdo por la cabeza de un águila en actitud de ataque. Encima de la base está la cabeza del líder insurgente, con su proverbial gesto adusto y la mirada fija hacia el horizonte, viendo al poniente. Está tocado con su infaltable paliacate, que enmarca los rasgos negroides de su rostro, no tan suavizados como en los billetes de 50 pesos.

El busto, acaso con la misma intención del acabado de la columna, parece haber sido logrado casi exclusivamente a base de cinceladas gruesas, por lo que el resultado no fue lo detallado que esperaría cualquier profesor de escultura. De hecho, algunas secciones muestran golpes que hacen parecer al busto como una pieza sin terminar. Creemos, fundados en lo que parece ser un pegote de cemento en el cuello, que podría ser la consecuencia de alguna caída posterior a su colocación.



Con todo, el monumento y el jardín en su conjunto constituyen un espacio muy agradable, con arbolado en buenas condiciones y razonablemente limpio. El viento que baja de la sierra y la tranquilidad del pueblo deben ser buenos ingredientes para pasar una placentera tarde en este sitio.



viernes, 14 de enero de 2022

Juan Leandro Gómez de Parada

Retrato anónimo del obispo Juan Leandro Gómez de Parada. Mediateca del INAH

 El 14 de enero de 1751 falleció en Guadalajara, “casi repentinamente”, el obispo Juan Leandro Gómez de Parada, quien gobernó esa diócesis desde octubre de 1736. Su cadáver sería sepultado en el convento de Santa María de Gracia. Fue hijo de don Ginés Gómez de Valdés, propietario de la hacienda de Ahuacapán, donde el futuro obispo y sus hermanos vivieron su infancia.

El obispo Juan Leandro Gómez de Parada nació el 13 de marzo de 1678 en Guadalajara, capital del reino de la Nueva Galicia, e ingresó al Colegio Mayor de Santa María de Todos los Santos de la ciudad de México el 8 de noviembre de 1699, recibiendo las órdenes sacerdotales a fines del año siguiente. En 1703 recibió el grado de doctor en Teología en la Universidad de Salamanca, España, institución en la que impartió la cátedra de Filosofía durante tres años. En 1708 regresó a América con el cargo de racionero de la Catedral de México, por nombramiento otorgado por el rey Felipe V. Poco después fue designado representante ante el Consejo del Rey del Cabildo Metropolitano, por lo que tuvo que pasar de nuevo a Madrid, donde permaneció varios años. Estando en España renunció a favor de su hermano Pedro, en 1711, a su parte del mayorazgo de Ahuacapán y Miraflores, en la actual Costa de Jalisco, que sus padres estaban en proceso de fundar.

Su carrera eclesiástica tuvo un desarrollo fulgurante en los siguientes años: a su nuevo regreso de España desempeñó el cargo de maestrescuelas en la Catedral de México y, en junio de 1715 fue propuesto por el rey de España para ocupar el obispado de Yucatán, que se encontraba vacante desde el año anterior. El 17 de diciembre de ese 1715 el papa Clemente XI expidió las bulas con las que se designó a Juan Leandro Gómez de Parada obispo de Yucatán, siendo consagrado en la Catedral de México el 28 de octubre de 1716 por el arzobispo José Lanciego y Eguilaz. El 7 de diciembre toma posesión del obispado, hacienda inmediatamente una visita general de él. Entre 1721 y 1722 organizó un sínodo diocesano en Mérida, con la intención de mejorar combatir la ignorancia y relajación en que encontró al clero yucateco.

El 6 de julio de 1729 Gómez de Parada fue promovido al obispado de Guatemala, en la que también hizo visita episcopal y promovió la construcción de instalaciones adecuadas para su funcionamiento, como el monasterio de las religiosas capuchinas.

Luego de la muerte del obispo de Guadalajara, Nicolás Carlos Gómez de Cervantes, ocurrida el 6 de noviembre de 1734, el rey de España promovió a Gómez de Parada para ocupar esta sede vacante, el 18 de septiembre de 1735, expidiendo el papa las bulas correspondientes el 2 de diciembre siguiente. El 15 de mayo de 1736 el nuevo obispo tapatío comenzó el viaje desde Guatemala a su nueva sede. En octubre de ese año ya se encontraba en la ciudad de México, aunque sin poder seguir a Guadalajara a causa del mal estado de los caminos luego del temporal de lluvias de ese año, por lo que tuvo que tomar posesión del obispado por poder otorgado a su hermano Ginés Gómez de Parada, deán de la Catedral de Guadalajara. El nuevo obispo llegó por fin a la capital de Nueva Galicia el 24 de diciembre, iniciando su gestion el día 28.

El obispado de Juan Leandro Gómez de Parada se distinguió por la construcción del Colegio de San Diego y de la Casa de Recogidas, la promoción del comercio por el océano Pacífico y las gestiones infructuosas para establecer una Casa de Moneda en Guadalajara.

Durante su gestión de 14 años visitó al menos una vez la parroquia de Autlán, en enero de 1740, en la que encontró que “no había hospital en ese pueblo”. Ordenó que, como había en Autlán dos solares, “que uno de ellos se vendiera con intervención del Padre Cura Ministro y Vicario Juez Ecco, y con su importe se haga en el otro solar, que queda, el dicho hospital”. El obispo también consagró siete campanas, de la parroquia de Autlán, del hospital de Las Montañas y de los pueblos de Zacapala, Ixcluintla y Ahuacapán, revalidó matrimonios, celebró confirmaciones y pasó algunos días en la hacienda de Ahuacapán.

Fuentes:

* Apuntes biográficos del Ilustrísimo Señor Juan Leandro Gómez de Parada, obispo de Yucatán, Guatemala y Guadalajara. Manuel Romero de Terreros y Vinent.

* Como hoy... en Jalisco. Angélica Peregrina, coordinadora. Unidad Editorial del Gobierno de Jalisco.

* Autlán de la Grana. Población y mestizaje. Lilia Victoria Oliver Sánchez.
* Autlán. Rubén Villaseñor Bordes.

miércoles, 12 de enero de 2022

Dr. J. Jesús Gómez Fregoso (Padre Chuchín) 1933-2022. Breve remembranza

En la casa que construyeran don Domingo y doña Luisa durante la década de 1950.

 

Por Hirineo Martínez Barragán


El pasado sábado 8 de enero de 2022, a la 1:06 de la madrugada falleció el doctor J. Jesús Gómez Fregoso, mejor y más conocido como el Padre Chuchín.
Durante ese día y posteriores, mucho se ha escrito sobre el personaje y su trayectoria; sin duda fue una noticia que conmocionó a Guadalajara, en particular a la comunidad académica y religiosa.
Como sacerdote perteneció a la Compañía de Jesús y como académico, además de ser un acucioso historiador, fue profesor en el ITESO y en la Universidad de Guadalajara, tanto en la preparatoria número 2 como en la licenciatura en historia del CUCSH (Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades). En ambas instituciones formó múltiples generaciones de bachilleres y profesionistas, principalmente en el campo de la historia y las humanidades.
Entre estas generaciones se distinguían sus “nietas”, las egresadas del ITESO, las de la preparatoria número 2 y las de la licenciatura en Historia, con las que alternaba con frecuencia, por separado y en conjunto.
El padre Chuchín era sin duda un erudito, bibliófilo, políglota, etcétera, muy comprometido con su labor docente, con sus alumnos y con la verdad histórica. Era historiador de profesión con doctorado en París.
Su amplio conocimiento sobre el mundo real, espiritual y de los libros, así como su bien cultivada inteligencia, fueron producto también de sus múltiples viajes y estancias en distintos lugares del mundo, como París y Roma, entre muchos otros.
A mi me honró con su amistad desde hace poco más de una década. Lo conocí en los pasillos del CUCSH, ahí lo encontraba con frecuencia, rodeado siempre de mujeres, tomando café o simplemente charlando. Pasaba y saludaba, hasta que un buen día le externé coloquialmente la envidia de la buena que me daba por verlo siempre rodeado de mujeres, ¡tan bien acompañado! En tertulias siempre muy animadas, a lo que respondió invitándome a que me uniera al grupo, a lo cual decliné en su momento y por algunas otras ocasiones.
Así continuaron los encuentros frecuentes hasta que un día decidí integrarme a ese selecto grupo, tomarme un café y participar de la charla, lo cual se hizo cada vez más frecuente. Luego comenzamos a salir a comer, situación que se repitió con relativa frecuencia. Sin duda le gustaba el buen comer. El Recco era uno de sus lugares preferidos.
El padre Chuchín hasta antes del inicio de la pandemia por Covid-19, tenía una apretada agenda para almorzar y comer, sus acompañantes eran muy diversos, aunque la mayoría eran mujeres.
En nuestros encuentros por los pasillos del CUCSH o en algún restaurante, conversábamos principalmente de la historia, de la geografía, de la lectura del paisaje, del uso del mapa como herramienta para enseñar; decía que era inconcebible que hubiera profesores que enseñaran historia sin el soporte de uno o varios mapa; también hablábamos de la poca disposición de los alumnos a la lectura y sobre mi ateísmo "gracias a Dios", lo cual le causaba mucha gracia.
Después de algunos meses de mi estancia en Autlán, lo invité a que viniera a visitar este pueblo de Dios y María Santísima. Mi insistencia por algunas veces más, sorpresivamente tuvo respuesta positiva y procedimos a fijar fecha.
Los días 6 y 7 de febrero de 2017 anduvo el padre Chuchín por este espectacular valle. Paseamos por los callejones haciendo lecturas de paisaje, lo cual le fascinó. Visitamos Ahuacapán, El Rodeo y otros lugares, incluso estuvimos en la ruinosa casa que construyeran mis padres por allá en los años de 1950.
La pandemia por Covid-19 en particular le afectó mucho, ya no podía salir a almorzar y comer con los amigos, se la pasó recluido en Villa María, y varias veces tuvimos que aplazar esa posibilidad de encontrarnos; eso si, las llamadas telefónicas se produjeron con alguna frecuencia.
El último día que conversé y comí con el Padre Chuchín, fue el viernes 3 de diciembre de 2021, hace poco más de un mes.
Grandes enseñanzas y placenteras charlas me quedan como principales recuerdos del Dr. Jesús Gómez Fregoso. Mi admiración, respeto y cariño hasta donde esté.

domingo, 9 de enero de 2022

El maderismo en la región de Autlán en la primera sesión ordinaria de 2022 del capítulo Costa Sur de la BSGEEJ

El capitán Isidro Michel. Foto tomada del libro Una página de la Revolución Mexicana, de Mariano Michel Gómez.

 

Este sábado 8 de enero el capítulo Costa Sur de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco celebró su primera sesión ordinaria del año 2022, todavía a distancia, mediante la aplicación Meet. La parte pública de la sesión comenzó a las 11:00 horas, con la asistencia de 19 personas.

El anfitrión de este mes fue el licenciado Carlos Martín Boyzo Nolasco, quien también es vicepresidente de la Asociación de Cronistas Municipales del Estado de Jalisco. Él presentó un trabajo sobre historia de nuestra región, titulado El movimiento maderista en la región de Autlán, que comenzó compartiendo algunas referencias en la prensa nacional sobre organización política antiporfirista en la región: protestas por irregularidades en la elección de 1910 en Autlán y manifestaciones por el linchamiento del tapatío Antonio Rodríguez en Texas, verificadas en Autlán por alumnos del Instituto del Sagrado Corazón.

El también cronista de Atemajac de Brizuela mencionó enseguida las manifestaciones antirreeleccionistas, que derivaron en levantamientos armados, en la zona de Atengo, Soyatlán del Oro y Tenamaxtlán y que propiciaron que dejara de llegar el correo de Guadalajara a Autlán, cuya ruta pasaba por esos lugares. Esto causó alarma en Autlán, con la consiguiente organización de defensa por parte de la autoridad.

Con mayor detalle, el ponente nos habló de los ataques de los alzados Adolfo Jiménez y Juan Rosas a Soyatlán, Atengo, Cuautla, Unión de Tula y Ayutla de mayo de 1911, con los consabidos raptos, préstamos forzosos y quema de archivos. No faltó, desde luego, la historia del capitán Isidro Michel, su participación en el Club Antirreeleccionista Zaragoza y su viaje a Ciudad Juárez para entrevistarse con Madero, terminando con su regreso por la vía de Sayula y San Gabriel y la toma de Autlán el 25 de mayo de 1911, previa toma de protesta a sus simpatizantes en El Limón y El Grullo el día anterior. De su llegada a Autlán nos dio detalles referentes a su recepción en la Hacienda de Oriente (cuyo casco es utilizado en nuestros días como salón de fiestas) y el origen y desarrollo de la refriega que se desató momentos después de su llegada al frente de la Presidencia.

La ponencia culminó con la narración, con lujo de detalles, de la suerte de algunos de los participantes en la batalla del 25 de mayo de 1911 y en los acontecimientos que ocurrieron en los momentos siguientes: los hermanos Hurtado, el jefe político Gabriel Vargas y el párroco Esteban Lara.

miércoles, 5 de enero de 2022

Primera sesión de 2022 del taller de lectura de la biblioteca municipal


 En la primavera de 2016 nació en el Museo y Centro Regional de las Artes un taller de lectura de novela en el que, en sesiones semanales, se analizó Pedro Páramo. Este taller se repitió, dedicado a distintas obras de autores jaliscienses, cada año hasta 2021: ahí leímos La feria, Al filo del agua, La canoa perdida y Retrato de una niña triste; al término de cada taller los participantes hacíamos una visita a los lugares que inspiraron la novela: San Gabriel, Zapotlán, Yahualica, la ribera del lago de Chapala y Tenamaxtlán, respectivamente.

Al terminar el taller de Retrato de una niña triste decidimos seguir reuniéndonos cada mes, ahora para leer y comentar cuentos, siempre de autores de Jalisco. Ante el inexplicable cierre del Museo Regional el año pasado, las sesiones las hemos celebrado en la biblioteca Paulino Navarro. Este martes 4 de enero fue la primera sesión del año, que no dedicamos a algún cuento sino a que cada tallerista comentara alguno de los libros que leyó en 2021. La sesión comenzó a las 17:30 horas, con la asistencia de ocho personas.

Fue Martha Corona quien partió plaza, con Amores instantáneos, de Patricia Bañuelos, una colección de textos breves de prosa poética, en clave erótica. Martha leyó algunos fragmentos, sobre la culpa y el remordimiento y sobre los repegones en el transporte público. Otro tipo de erotismo fue el de La tregua, de Mario Benedetti, que nos comentó Aurelia Vargas, junto con Ninguna eternidad como la mía, de Ángeles Mastretta.

“Una novela triste” fue como Lucila Rojo definió El coronel no tiene quien le escriba, de Gabriel García Márquez. También conocimos una historia de reencarnación, con El niño que sabía demasiado, que llevó Claudia Vargas, y un clásico de las letras jaliscienses: el cuento Anacleto Morones, de Juan Rulfo, del que nos habló Rocío Toscano, quien también comentó Aura, de Carlos Fuentes.

Olivia Raygoza nos recomendó Amor a sí mismo al anochecer, una serie de sucesos de la vida cotidiana en la tercera edad. Guillermo Tovar propuso Todas las guerras del mundo, de Pita Raygoza, una historia con fundamentos en la realidad, ambientada en la guerra cristera pero fácilmente ubicable en cualquier conflicto de la historia.

El último libro fue Belleza dorada, de Laurie Lico Albanese, que nos compartió Cristina Jiménez. Fue una descripción muy gráfica: la novela narra la historia de la relación entre el pintor Gustav Klimt y Adele, una de las mujeres que él pintó; además de los comentarios sobre el libro pudimos ver algunas de las pinturas de Klimt que son mencionadas en él.

Al terminar los comentarios los asistentes compartimos una rosca de Reyes.