El caminante sobre el mar de nubes, de Caspar David Friedrich. |
Como su título lo indica, el
trabajo de Antonio Díaz estuvo dedicado al análisis del ciclo de canciones, o lieder, Viaje de invierno, compuesto por Franz Schubert sobre poemas de
Wilhelm Müller. Para comenzar, nos aclaró que esta obra es un conjunto de
canciones interrelacionadas y que guardan una coherencia entre sí, aunque son
distintas en su forma. Los poemas que la componen están relacionados al
concepto alemán de “wanderer”, el que camina constantemente, solo y sin rumbo…
errabundo. Este concepto, que no refiere solo a una situación física sino
también mental, inspiró diversas obras musicales y poéticas en la época del
romanticismo alemán: nos mencionó, por ejemplo, la Canción nocturna del caminante, de Goethe, entre otras.
El ponente explicó que las 24 lieder de Viaje de invierno fueron compuestas por Wilhelm Müller entre 1823 y
1824. Schubert conoció las primeras 12 en febrero de 1827 y fueron publicadas,
ya musicalizadas por él, en enero de 1828. Para el último día de este año fue
publicada la colección completa.
Luego de recomendar la lectura
del libro Viaje de invierno, del
investigador inglés Ian Bostridge y del cual existe una traducción al español
hecha por Luis Gago, Antonio Díaz compartió algunos testimonios acerca de la obra
de personajes que conocieron a los autores de la serie de canciones. Enseguida
vimos algunos videos en los que se interpretan canciones de este ciclo, de los
que Antonio nos hacía algunos comentarios y precisiones al terminar: vimos y
oímos de esta forma la canción que abre el ciclo, Gute nacht, La señal de camino,
El correo, El coraje y El zanfonista.
En ellas los temas recurrentes son el desamparo, la soledad y el vagar sin
rumbo, acordes a la estética del romanticismo. Para ilustrar esta estética
Antonio mostró algunos cuadros del pintor Caspar David Friedrich. Uno de ellos,
El caminante sobre el mar de nubes,
ilustra esta entrada.
Por último conocimos algunos
elementos del contexto social de la época romántica en Europa y de la vida de Schubert
en los años en que musicalizó esta obra, que fueron los últimos de su vida. Eran
los tiempos del fin del Sacro Imperio Romano Germánico, con el consecuente establecimiento
de fronteras artificiales y difusas, el socavamiento de una forma de
organización social y la expresión del nacionalismo como virtud, entre otros.
El compositor estaba aquejado por la sífilis y vivía con la conciencia de que
estaría poco tiempo en la vida que tanto le maravillaba: “Imagina a alguien que
nunca volverá a estar sano y en su desesperación solo sabe empeorar las cosas”,
escribió a un amigo suyo.
Muy bien trabajado el tema, hecho muy ameno e interesante
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