jueves, 28 de noviembre de 2019

Conversaciones sobre Autlán 11: La historia del siglo XX

Mural La historia del siglo XX (fragmento). Foto de Museo CJV.

La tarde del miércoles 27 de noviembre se celebró en el salón de usos múltiples del Museo Regional la undécima sesión de Conversaciones sobre Autlán, actividad organizada por el cronista municipal el último miércoles de cada mes para que alguien que ha conocido de primera mano algún acontecimiento de la microhistoria del pueblo o que, en su defecto, lo ha investigado, cuente lo que sabe al respecto al público y se entable una conversación sobre ese tema. La sesión de noviembre, que fue la última del año, comenzó a las 19:10 horas y tuvo una asistencia de 16 personas.
En esta ocasión el tema de la conversación fue el mural La historia del siglo XX, pintado por don Atanasio Monroy en la Escuela Vocacional de la Universidad de Guadalajara, actual Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías, e inaugurado por el rector de la Universidad el 26 de noviembre de 1973. La exposición estuvo a cargo del maestro Jesús Medina García, académico del CUCSur y uno de los promotores del premio de pintura Atanasio Monroy, que publicó su primera convocatoria en 1999.
El maestro Medina contó a grandes rasgos la historia de este mural, que Monroy comenzó a pintar en 1946, al año siguiente de que terminó el mural La Mexicanidad, del Centro Escolar Chapultepec, contratado por la Universidad de Guadalajara. Don Atanasio puso manos a la obra inmediatamente y realizó avances importantes en el mural, pero tuvo que dejarlo en 1947, por dos razones fundamentales: la defenestración del general Marcelino García Barragán como gobernador de Jalisco en febrero de ese año y la consecuente falta de pagos por el nuevo gobierno, encabezado por Jesús González Gallo, enemigo político de García Barragán; la segunda razón fueron las amenazas y ataques de grupos conservadores ofendidos por algunos elementos del mural, como algunos desnudos y la representación de personajes ataviados como sacerdotes representando la avaricia y la hipocresía.
Orillado por esta situación, don Atanasio regresa a la ciudad de México, donde establece un taller. Enterado del caso de Monroy, nos narró el maestro Medina, el muralista Diego Rivera publicó un manifiesto de apoyo al muralismo y, en específico, a Monroy, publicado en la revista Hoy. Este manifiesto está referido en diversas fuentes (Gabriel Lima Velásquez y entrevistas con el mismo Monroy) pero no se ha podido localizar algún ejemplar de la revista donde aparezca este documento. Según la narración del maestro Medina, el original de este manifiesto fue destruido por Monroy en un vuelo a España, aconsejado por su compañero de viaje, quien le advirtió que la dictadura franquista podría tomar represalias contra él por llevar un documento firmado por un comunista como Rivera.
Luego de 26 años, algunos viajes de Monroy a Europa y una evolución artística personal, el autor del mural es invitado por la Universidad para acudir a terminarlo, lo que se verifica en 1973, año de su inauguración. Es el segundo mural de los tres que pintó Monroy y el más "subversivo", con mayor carga de crítica social. Muestra algunos momentos vergonzosos de la historia del siglo XX: podemos ver referencias a la guerra de Vietnam, al nazismo, a las hambrunas y a la hegemonía cultural de los Estados Unidos en el mundo entero. Don Atanasio critica al movimiento hippie y a la decadencia generalizada de la sociedad, que retrata como un grupo de personas consumiendo toda clase de drogas mientras una pareja de jóvenes los mira con recelo.
El maestro Medina terminó resaltando la relación entre la Universidad y Atanasio Monroy, que se remonta a la década de 1940 y que tuvo otro episodio cuando el pintor otorgó el permiso para que la UdeG usara su nombre en el premio de pintura, ahora bienal Atanasio Monroy.
Hubo al final una sesión de preguntas y comentarios, donde se habló de la posibilidad de que Monroy se hubiera autorretratado en uno de los integrantes de la pareja de jóvenes que comenté arriba y sobre cómo los pintores suelen retratar, inconscientemente, a personas conocidas por ellos en su obra. El maestro Medina dijo que no sería nada raro que Monroy se hubiera autorretratado en el mural.

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