miércoles, 10 de abril de 2019

Nomenclatura urbana 13: calle de Emiliano Zapata



El crecimiento del pueblo de Autlán en las últimas décadas se ha dado con mayor notoriedad hacia el norte, lo que ha hecho que el barrio de Los Arquitos, antes separado de la ciudad, ya forme parte integral de la misma. Hacia el sur, por mucho tiempo el límite fueron las colonias de la ribera derecha del Coajinque, con poco crecimiento más allá de sus últimas calles.
Sin embargo, de manera silenciosa y lenta, pero constante, la ladera sur del cerro Colorado, en las inmediaciones del sitio conocido como Las Bateas, ha ido urbanizándose. Este proceso ha llegado incluso a la formación de modestas y cansonas callejuelas que serpentean entre el tepetate del cerro. Una de ellas lleva el nombre del caudillo morelense Emiliano Zapata y, con el pretexto del centenario luctuoso de este personaje señero del panteón cívico mexicano, fuimos a recorrerla.

Arranque de la calle de Zapata hacia el sur.

La calle de Emiliano Zapata inicia en el entronque con la de Mariano Otero, subiendo por esta última desde la de Tabachines, que es paralela a la carretera a la Costa. La de Zapata arranca hacia el sur rodeando la ladera del cerro, de manera que al lado izquierdo no encontramos ninguna casa pero sí alcanzamos a ver el tejado del famoso restaurante campestre La Cabaña y la majestuosa copa de una parota que está plantada en su estacionamiento. Del lado derecho los constructores han tenido que emparejar el terreno para fincar, puesto que el terreno tiene una inclinación importante. No hallamos aquí florituras arquitectónicas ni algo que se le parezca: las casas han sido construidas pensando más en solucionar los problemas que plantean lo empinado y duro del terreno que en crear belleza.

La parota de La Cabaña.


Una rampa para entrar a casa.

Pero la prueba de que la falta de adornos en la construcción de las casas no se debe a la falta de gusto o a la dejadez la aportan los jardines que algunos vecinos han improvisado al pie de las escaleras de sus casas (las entradas están elevadas con respecto al nivel de la calle) o en sus patios traseros, algunos visibles desde la calle. Y tampoco es que haga mucha falta agregarle algo a la belleza implícita en la vista que se goza desde esta calle hacia la sierra de Manantlán y hacia las lejanas alturas que limitan, viendo desde aquí hacia el oriente, el llano rulfiano.

Vista hacia la sierra de Manantlán.

Al terminar la curva que esta vía describe alrededor del cerro llegamos a un punto en que pierde, de hecho, la categoría de calle y se convierte en poco más que una brecha cerril, con peñascos que impiden la circulación de cualquier vehículo de más de dos ruedas. En este punto cruza una escalinata que lleva desde el nivel del suelo hasta la parte alta del cerro, amplia y con escalones muy cómodos y pintados de distintos colores. La calle de Emiliano Zapata, en cambio, comienza aquí a bajar hacia las Bateas y, poco más delante del cruce con la escalinata vuelve otra vez a parecer calle, con casas ya a ambos lados. Por fin, termina en su cruce con la calle de Flores Magón.

Asperezas de la calle de Zapata.

Escalinata hacia la parte alta del cerro.

Emiliano Zapata es una calle eminentemente habitacional, solamente encontramos un par de modestas tiendas de abarrotes. Su arbolado es muy variado, yendo desde los frutales como nances, almendros y órganos pitayeros, éstos últimos remontados unos metros hacia arriba del cerro, hasta algunos árboles de ornato. También hallamos, cultivados por los vecinos, desde rosales hasta calabazas, junto con huizaches y mezquites.






Una virtud de esta calle, además de la imponente vista, es el ambiente: la temprana hora a que se oculta el sol detrás del cerro y el viento vespertino que baja de la parte alta del cerro Colorado generan un frescor envidiable por los habitantes del centro de Autlán en las épocas calientes del año, junto con la tranquilidad que permiten el casi nulo tránsito de automóviles y la poca población.

Una terraza para disfrutar la fresca.

Emiliano Zapata fue uno de los principales caudillos de la etapa histórica conocida como Revolución Mexicana. Su movimiento, de base campesina, fue el principal impulso del agrarismo en México, que alcanzó su mayor desarrollo con los gobiernos revolucionarios de mediados del siglo XX. Fue asesinado el 10 de abril de 1919 en la hacienda de Chinameca, Morelos.

Extremo sur de la calle de Emiliano Zapata.

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