"Tequila", el último toro lidiado en el Carnaval 2019. Foto de José Solórzano. |
Por Carlos Efrén Rangel
Me quito la montera para hacer el paseíllo
en CulturAutlán. Memo me pidió que dejara en este barrio mi valoración con
respecto al recién concluido serial taurino, y que no quede excluido del
análisis, igual que el Ayuntamiento lo suprimió del video que resumió el
carnaval. Nadie quiere pasar esas vergüenzas.
Saludo pues al tendido de este sitio, que
es entendido y crítico como pocos.
El del 2019 fue un serial marcado por los
vientos del cambio, pues fueron seis años que Casa Toreros gestionó la Alberto
Balderas con saldos positivos, me parece. La transformación que vive el país
trajo consigo a Autlán nuevas ideas y de su mano, nuevos rostros. Taurotecnia
con Gustavo Pelayo y Óscar Rodríguez “El Sevillano” llegaron como novilleros
empresariales, con mucha hambre e hicieron su propuesta.
El primer tercio lo vivieron con múltiples
dudas. Hubo quien aplaudió que la presentación de carteles se hiciera en Autlán,
claro. Pero también se echó de menos la promoción que el serial goza en los
medios especializados que sufren de centralismo informativo. Entonces
comenzaron a acumular kilómetros, y la lona que convocó aficionados a la
avenida Obregón recorrió la geografía taurina: desde la Petatera, El Grullo,
Ayutla. También viajó por una campaña en redes sociales que gozó la
personalización.
Los alcances en la promoción se topan
también con una cultura cada vez más difundida y legitimada de antitaurinismo.
Ahí tienen que el presidente de Autlán no estuvo en ninguna corrida en las
barreras designadas. Fueron dos tardes con llenos y otras dos con buenas
entradas, pero sin agotar billetes. Muy por encima de otros cosos del mapa
mexicano, un poco bajo con respecto al imaginario de nuestra plaza. Es la
primera nota.
El segundo tema y quizá el más importante
es lo relacionado a organizar un serial de sólo cuatro festejos, cuando
tradicionalmente se habían celebrado cinco. Creo que uno de los aspectos en
donde los organizadores más tendrán que reflexionar de cara al próximo carnaval
es precisamente el quinto festejo. Déjenme explicarme.
El carnaval de Autlán es un serial de
cuatro corridas de toros con matadores consolidados. A veces se ofrece una
novillada, y también se había dado el caso de dar una corrida el primer fin de
semana. En otras ciudades le llaman: corrida de preferia o fuera del abonado,
que tiene el objetivo de dar toros a coletas que buscan oportunidades, pero que
no gozan del sitio que da el torear con frecuencia.
Ese fue el caso de las matadoras que
hicieron el paseíllo el lunes 4 de marzo. En otros espacios escribí y sostengo,
que fue un acierto hacer la corrida de la mujer. El sexo femenino se merece
protagonizar más espacios. El mundo vive las transformaciones que con justicia
reclaman las mujeres. La fiesta no debe excluirse de esos cambios.
Pero también dije, (en la revista Carnaval
Autlán que edita Rogelio Gálvez) que el toro pondría a cada quién en su
lugar. Y creo que los toreros que actúan
poco, ya sea por ser novilleros o matadores con pocos contratos, deben ganarse
su lugar en festejos estelares gracias a corridas de preferia. Es desde mi
punto de vista, el gran tema a discutir.
En carnaval salieron a pedir de boca muchas
cosas: los extranjeros estuvieron muy bien, por ejemplo gracias a Castella casi
ni nos enteramos de la mansedumbre ya característica de Marrón; Ventura vibró
en su última tarde mexicana, saldó su pasado en estas tierras. No se salva
Ferrera, quien no estuvo a gusto en Autlán desde una tarde antes, Paola
Sanromán le brindó el toro que no pudo matar, el torero español juzgó injusta a
la plaza por echarle un astado de esa catadura a una mujer tan menudita. Y esa
actitud de Ferrera se merece los adjetivos que usted guste.
Pero los mexicanos brillaron. Juan Pablo
Sánchez cada año refunda sus ilusiones en Autlán. Joselito no da cuartel a
quien intenta dejar de ubicarlo como el matador mexicano que jala de la carreta
y Diego Silveti se topó con un toro memorable al que no desperdició. Ellos
deberán regresar, se lo ganaron.
Del ganado siempre habrá muchísimas
posturas. Se lidió al toro más pesado en la historia de la Alberto Balderas, “Soberbio”
de Torreón de Cañas de 645 kg. El encierro de San Marcos cumplió con su
característica bravura. Y sobre todo nos podemos quedar en la memoria con el
último toro que saltó a la arena.
Los indultos son siempre polémicos, pero en
todos los años que llevo viendo toros donde se pueda y por todas las vías
posibles, nunca había visto tan pocas protestas por perdonar la vida a un astado,
eso ocurrió cuando Javier Medina autorizó que “Tequila” regresara a los corrales
y sirviera de semental en Mimiahupan. En términos generales creo que no se
desmereció la fama de echar toro serio, que en los últimos años se ha buscado
darle a la plaza.
Cuando todo terminó vi a Gus Pelayo recargarse
en las tablas del ruedo. No estoy seguro si había lágrimas pero sí una viva
emoción que desbordó el rostro. Fue el orgullo de ver que una empresa a la que
se le puso alma, vida y corazón llegó con un triunfo estrepitoso a su final. En
próximas entregas, Taurotecnia tendrá que mantenerse en la pasión de la fiesta
y el cariño a Autlán, pero con el sitio que da la curva de aprendizaje.
Hola, creo que aunque el resultado fue parejo, mas por suerte que por buen conocimiento sobre la tauromaquia(me refiero a la parte del patronato organizador encargada se la fiesta brava), si hay un retroceso en cuanto a la calidad de la misma, los precios igual o mas caros pero con calidad a la Baja. Tambien creo que a la aficion de la grana, le falta mucho para entender el taurinismo, ya es tiempo de dejar de alabar cirqueros y apreciar el buen arte. Si queremos corridas de calidad, seamos publico con calidad. Asi podemos exigir mejoras y habra, en su momento alguien que si sepa de toros a cargo de organizarlos.
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