martes, 13 de noviembre de 2018

Nomenclatura urbana 8: calle de Ignacio Manuel Altamirano



Circulando hacia el norte por la calle de Abasolo, un poco antes de que comience la elevación que indica la cercanía del cruce con la calle Placeres, al lado derecho arranca una calle en diagonal, un poco más estrecha y mucho menos transitada que Abasolo. Es la calle de Ignacio Manuel Altamirano, una de las que componen el laberinto de esta antigua zona autlense.

Arranque de Ignacio Manuel Altamirano.
Según el cronista Carlos Boyzo, autor de varias publicaciones de historia de Autlán, esta calle habría sido la entrada a Autlán hasta el siglo XIX, viniendo de Unión de Tula. En la segunda cuadra de esta calle, según la misma fuente, habrían estado hasta bien entrado el siglo XX, las ruinas de la garita. Actualmente la calle es eminentemente habitacional; la mayoría de sus fincas parecen ser de más de 50 años, hechas de materiales como adobe y teja. También llama la atención, al menos en el primer tramo, la amplitud de las casas y sus grandes espacios abiertos, a la manera de los antiguos corrales.




Hay fincas que llaman la atención por su antigüedad y estado de conservación y que se mantienen como una muestra de la arquitectura local tradicional. Otras son visibles por algunas particularidades de su construcción: hay una, por ejemplo, asentada en un enorme terreno y bardeada con piedras. Al terminar su primera cuadra, en el cruce con Placeres, esta calle tiene un desnivel importante, igual que su vecina Abasolo. Hay la creencia de que este desnivel sería un vestigio del dique construido en la segunda mitad del siglo XIX para proteger al pueblo de las crecidas del arroyo El Cangrejo y en cuya construcción participaron activamente los benefactores Antonio Borbón y José Corona Araiza.



Un elemento que abona al ambiente de esta calle, más fresco que sus barrios vecinos, es el abundante y sano arbolado que se observa por lo menos en el tramo medio de la calle: hay lo mismo palmeras que primaveras, bugambillias y pingüicas, entre otros, algunos ya bastante grandes y frondosos. En el arranque de la calle se forma una "cuchilla" que se utiliza como parque, con juegos infantiles, jardín y hasta un pequeño altar a la virgen de Guadalupe.



Más o menos a la mitad de su segunda cuadra, en Altamirano se forma un cruce de caminos: a la derecha la calle continúa con el mismo nombre por unos metros, hasta topar con Clemente Amaya, y a la izquierda se convierte en la calle 2, que regresa hacia Abasolo. En este último tramo de Altamirano, que ahora corre hacia el oriente, ya se observan fincas mucho más modernas.


Vistas del tramo final de Altamirano.
Ignacio Manuel Altamirano fue un escritor, abogado y político liberal, nacido cerca de Tixtla, Guerrero, el 13 de noviembre de 1834. Miembro de la generación de la Reforma, participó en la Revolución de Ayutla, en la Guerra de Reforma y combatiendo a los invasores franceses, ejerció la docencia y desempeñó diversos cargos en la administración pública federal. Falleció en Italia en 1893 representando a México como diplomático. Entre su obra literaria lo más conocido son las novelas El zarco y Navidad en las montañas.


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