En la Semana Santa de este 2015 se celebrará por sexta ocasión consecutiva la representación de la Pasión de Cristo en la delegación de Ahuacapán. Desde el año 2010, con el inicio de la administración panista encabezada por Fernando Morán, a partir del Jueves Santo y hasta el domingo se realizan varias actividades alrededor del añoso templo de santa Catarina, casi todas relacionadas con el culto católico: un grupo de actores de Guadalajara representan el Viacrucis y se celebran misas y lavatorios de pies. Aparte de esto, siempre se desarrolla un concurso gastronómico y, a veces, algún concierto u otra actividad artística.
Lo que no deja de causar suspicacia es que se inviertan recursos públicos en la organización de esta Pasión de Cristo: el Ayuntamiento de Autlán desde el inicio ha cargado con la mayor parte de los gastos que se generan, asignando para la celebración de este año la cantidad de 45 mil pesos (Letra Fría, 12/03/2015), aparte de los recursos humanos y materiales que también se aplican, para menoscabo del espíritu laico que debe regir a toda la administración pública en nuestro país.
El objetivo que generalmente se utiliza para justificar que el Ayuntamiento invierta en esta celebración es el de impulsar el desarrollo turístico de esta parte del municipio, famosa por las ruinas de la ex hacienda y su recién restaurado templo, uno de los más antiguos de Jalisco.
Este objetivo puede decirse que se ha cumplido parcialmente. Es notoria la cantidad de gente que se puede ver en Ahuacapán en estos días, la mayoría vecinos del mismo lugar y de poblaciones cercanas. Esto significa siempre una activación de la economía del lugar, reflejado en las ventas de los comercios locales, que se disparan en esta semana. Sin embargo, para poder decir que con esto se está impulsando el desarrollo turístico de Ahuacapán (que cuenta con un potencial muy alto en este tema) hace falta mucho: durante el resto del año (a excepción de los días de sus fiestas, claro) Ahuacapán sigue sin recibir visitantes.
La representación del Viacrucis en Ahuacapán tiene apenas cinco años, por lo que no puede considerarse desde ningún punto de vista como una tradición del pueblo, lo que, con una buena argumentación, podría justificar una inversión pública en su realización. Si se aplicara el argumento de que se quiere instaurar una nueva tradición no saldríamos del mismo problema; las tradiciones no se declaran por decreto, es necesario que surjan de la actividad cotidiana del pueblo y sea éste el que las mantenga según su utilidad o aceptación.
Lejos de ideologías, filias o fobias, me parece poco justificable que el Ayuntamiento financie la organización de festejos religiosos de Semana Santa en Ahuacapán, que además son de una religión que solamente practica una minoría de los habitantes de ese lugar (revista de promoción turística Ahuacapán Judea 2013, entrevista con el sacerdote Manuel Equihua). Ahuacapán cuenta con atractivos naturales e históricos muy importantes, creo que esa es la “vena” turística que se debería explotar.
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