sábado, 8 de octubre de 2011

Alberto Balderas Reyes


Hoy hace 101 años nació Alberto Balderas quien, junto con Chucho Solórzano toreó en la primera corrida formal realizada en la plaza de toros de Autlán, que actualmente lleva su nombre. Para conocer un poco más de su carrera a continuación reproducimos una biografía publicada en el blog Desde el Tendido:



Alberto Balderas Reyes fue un matador de toros mejicano, nacido en México el 8 de octubre de 1910, y que murió con 30 años un 29 de diciembre de 1940, de la cornada que el toro “Cobijero”, de la ganadería de Piedras Negras, le dio en el hígado y que se lo partió en dos.
Alberto Balderas provenía de una familia acomodada y culta. Su padre, reputado director de orquesta, quería otra profesión para su hijo, que se empecinó en ser torero. Toda la familia estaba en contra pero, la fuerte afición del joven pudo más que las fuertes disputas familiares, porque lo que a él le hacía feliz de verdad no era ni la música ni la abogacía... sino torear. Y logró ser el novillero más famoso de todo México. En 1929 viene a España donde logra triunfar primero en Madrid y más tarde en Sevilla, donde un 18 de mayo de 1929 dejó entre los aficionados sevillanos su firma de toreo artista, fino y valiente. Aquel día en Sevilla hizo una faena perfecta, que los que la vieron aun la rememoran. Toreaba con él ese día su paisano Juan Solórzano y lidiaron ganado de Guadalest. Este triunfo de Balderas tuvo una gran repercusión en toda España, tanto que le predispuso a tomar la alternativa de manos de Manuel Mejías “Bienvenida” el 19 de septiembre en Morón de la Frontera, actuando Andrés Mérida de testigo. Balderas seguía entusiasmando a la afición y confirma la alternativa en Madrid un mes más tarde de manos de Cayetano “El Niño de la Palma”.
Vuelve a su país a reencontrarse con el éxito y se anima en 1934 a venir de nuevo a España donde sólo pudo torear 3 corridas, por lo que triste y desengañado regresa a México, donde ya es considerado una gran figura del toreo. Su estilo estaba lleno de filigrana con reminiscencias de Gaona, admirado por Balderas hasta la idolatría. Allí en México compite durante años con los mejores, con Armillita, Solórzano, Garza, “El Soldado” y hasta con Silverio.
En la plenitud de su carrera es contratado para torear el 29 de diciembre de 1940 en la Plaza de El Toreo en México, un mano a mano con José González “Carnicerito”, con ganado de Piedras Negras. Corta la oreja a su primer enemigo, el segundo de la tarde, que incluso llegó a romperle la taleguilla con los pitones sin llegar a herirlo. Ahí seguramente comenzó Balderas a morir un poco, ya que si hubiera resultado herido de este percance hubiera pasado a la enfermería y se hubiera salvado. Balderas recibe la oreja, da la vuelta al ruedo y regresa al callejón para remendarse el traje maltrecho mientras “Carnicerito” lidia al tercer toro. Alberto Balderas sale de nuevo al ruedo. “Carnicerito” está brindando ya la muerte de “Cobijero”, que así se llamaba el toro. El toro mira a “Carnicerito” y Alberto mueve su capote para que lo mire a él. “Cobijero” lo mira... y se le arranca como un rayo. Atropella a Balderas y se lo echa a los lomos. El toro se revuelve, baja la cabeza un punto, tomando impulso, para darle otro derrote, momento en el que Balderas cae hacia los cuernos del animal y el toro consuma un fuerte derrote, un hachazo limpio y seco que deja sin aliento la plaza y que le parte al torero el hígado en dos además de la arteria hepática. El toro vuelve a aupar al torero mexicano como si quisiera ponerlo de pie ya hecho un guiñapo. Ese fue el momento más dramático. Balderas salió braceando con la muerte a cuestas, cayendo de bruces sobre la barrera. Murió en el acto.




Enseguida, un fragmento de la reseña de la corrida donde falleció Alberto Balderas, hecha por el cronista Pepe Alameda y tomada del periódico El Regio:




"Pero, ¿Qué sucedió aquella tarde trágica en El Toreo?. Balderas le da la alternativa a Andrés Blando. Corta Alberto una oreja a su primer toro, pero el burel lo empitona durante la faena, pero sin herirlo. Ahí es donde empieza a morir el valiente diestro. Si ese toro de nombre Rayado lo hiere, el torero hubiera pasado a la enfermería.
Balderas recibe la oreja, da la vuelta al ruedo en señal de triunfo, recibe la ovación y el reconocimiento del respetable que le envía diversas y numerosas prendas de vestir, las que, como es costumbre, el diestro y sus peones regresan al público a las gradas.
En un momento dado, después de la vuelta al ruedo y del festejo, Balderas se mete al callejón para que le remienden la taleguilla. Cuando sale, su compañero José González Carnicerito está brindando la muerte del tercer toro, Cobijero, de la ganadería de Piedras Negras, una divisa de enorme prestigio. El toro mira a Carnicerito. Alberto mueve el capote para que lo mire a él. Y, en efecto, el toro lo mira y lo embiste, como cuando viene una ola en el mar algo más alta que las demás. Atropella a Balderas y se lo echa al lomo, Por donde rueda el torero como si fuera a salir por la cola. Su cuerpo queda a la deriva; ya va herido de muerte.
A los aficionados les dolió mucho el percance ya que adoraban, admiraban e idolatraban a Alberto Balderas, un diestro todo valor y entega en los ruedos. Dedicado desde niño a la tauromaquia, se encontraba en plenitud y era poseedor de gran clase. Eso fue Alberto Balderas, El Torero de México."

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